Sobre la vida de los marginados que van sin un rumbo definido es El inca, la boba y el hijo del ladrón (2011), ópera prima de Ronnie Temoche quien converge la historia de tres personajes habitantes de un lugar olvidado y que por propios deseos van a Lima, un lugar donde no necesariamente se afirma se encontrará lo mejor del mundo, pero sí una nueva vida. El inca, un cachascanista envejecido, es el personaje más rico. Él es rudo y noble, de pocas palabras, buenos sentimientos pero una “cabeza dura”. Este sin embargo más adelante decepciona. El que interpreta de dicho personaje posee la fisionomía y la mirada baldía de un desprotegido. La modulación de voz es en la que falla. El filme de Temoche no cumple las expectativas. Su temática sobre lo marginal es pasadista, de tragedias y finales felices, encuentros de ensueño e historias forzosamente conclusas.
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