viernes, 5 de agosto de 2011

15 Festival de Lima: Sección Competencia de Ficción: Sin retorno


Un thriller de culpables y juzgados consiste la trama de Sin retorno (2010), opera prima de Miguel Cohan. Matías (Martin Slipak) luego de atropellar incidentalmente a un joven, abandona el lugar de los hechos, sin saber que más adelante Leonardo (Leonardo Sbaraglia), un comediante, será víctima de las acusaciones. La justicia y la moralidad son temas centrales en este filme que observa el lado adverso de las portadas mediáticas, sobre la sensibilización de la opinión pública y la imparcialidad del orden judicial.
Sin retorno es un filme que por instantes posee estados de conmoción y suspenso, lo resto se contagia por lo predecible. La misma trama sobre el “falso culpable” es de por sí repetitiva. Si bien en algunas películas son las acciones de los personajes las que motivan esta culpabilidad injusta, en el caso de este filme es la pura casualidad la que realiza este trabajo. Leonardo no es víctima de lo que Matías o sus cómplices se ingeniaron para sacarse del apuro, son más bien las dinámicas de los actores que exteriorizan este evento las que provocan el desarrollo fatal de la historia. Personajes ajenos al caso, quienes manipulados por la fiebre de “no a la impunidad”, van protagonizando un veredicto impulsivo, desde la sociedad hasta el orden judicial.
Luego que ha ocurrido esta trama –ya condensada la tragedia de Leonardo –se aproxima una nueva historia; la venganza, una de modalidad novedosa, pero que se concluye con una debilidad que no amerita a los sucesos pretéritos, muy a pesar esta última parte es lo mejor de la película. Sin retorno en ocasiones desaprovecha ciertos espacios donde el suspenso comienza a tomar revuelo, tal es el caso de una visita a la cárcel que es repentinamente interrumpida. Hay un continuo uso de las elipsis, algo que no favorece a la película al momento de manifestar el horror personal que está encarnando cada personaje. Cohan más que crear una historia, crea un discurso crítico sobre el porqué Argentina es uno de los países con más alto rango de muerte automovilística, responsabilizándose a actores que van desde los seguros de autos hasta los medios de comunicación.

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