viernes, 13 de enero de 2012

Crimen en familia (o All good things)


Capturing the Friedmans (2003) es un documental que retrata la vida de una familia común y silvestre que de pronto se ve envuelta por un crimen brutal, en principio lleno de incógnitas motivadas por la natural afección proporcionada por este grupo de personas que en función a sus antecedentes deberían ser inocentes. Elegido en distintas listas personales como uno de los mejores documentales, su director Andrew Jarecki replantea esta vez a nivel ficción un nuevo caso real: la historia de una acaudalada familia dedicada a la agencia inmobiliaria y su relación con la repentina desaparición de la esposa de uno de sus primogénitos. Crimen en familia (2010) es un thriller que gira en torno a una tragedia familiar, los traumas de la infancia y las posteriores consecuencias de un hijo plagado de conflictos mentales, víctima de una “castración” paternal que luego ha repercutido en su labor no solamente como esposo, sino como una persona, víctima de la frustración y la dependencia.


Andrew Jarecki retoma ese tema de la familia que oculta un rostro culpable. La historia se va sorteando entre el pasado y el presente, entre la muerte violenta de un ser querido y las consecuencias que trajeron este fatídico evento. Crimen en familia realiza una especie de “viaje a la semilla”, dinámica que no deja escapar detalle o razonamiento alguno sobre los sucesos criminales que ocurrirán más adelante. Esto es lo defectuoso en el filme, una actitud que desde un principio modela el rostro de un sujeto que lleva pegado en la frente un letrero que dice: “cometeré un crimen”. La película no da cabida a la imaginación o al suspenso, a la duda o algún indicio que muestra una brecha de que el culpable está libre de pecado. De repente el tema de la familia y las negociaciones ilícitas se pierden en medio del drama. De nada sirve la buena actuación de Ryan Gosling, Kirsten Dunst o Frank Langella, si a menos de la mitad nos hemos dado cuenta que la trama se encamina a un evidente desenlace, esto sin atrevimiento de inventar algún juego engañoso a medio camino, ninguna señal de afección al filme que motive a cuestionarnos cómo nunca se aclaró esa desaparición.

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