La historia de un
pequeño lustrabotas se debate entre sus vivencias en tiempos de la efervescencia
social y sus viajes oníricos hacia un espacio donde se reencuentra consigo
mismo y con su alrededor. Pacha
(2012), de Héctor Ferreiro, más que una trama, adapta un discurso sobre la
eterna confrontación entre lo mundano y lo intangible. Es como el viaje de
Dante a los círculos que nos aguarda después de la muerte, un lugar donde se
reconocen los pecados del mundo, solo que también hay un reconocimiento a la
Cosmogonía Andina, sobre sus deidades y los respetos hacia un origen
extraviado. Todo esto sin embargo se hace extenso y repetitivo, plagado de simbolismos
desgastados (cementerio es a muerte, paños de oro es a una deidad, carteles y
pintas como mensajes subliminales) y líneas que no poseen la vitalidad al margen
del lirismo representado. Fácilmente este pudo haber funcionado más como cortometraje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario