viernes, 7 de junio de 2013

II FIACID: Entonces Ruth (Competencia Nacional)

En Cada viernes sangre (2011), Fernando Montenegro se despliega por un cine con un estilo muy intrincado. Es la alteración del tiempo, el encuadre inquieto, el juego de planos, variaciones en la profundidad de campo, modulaciones cromáticas, y, en paralelo, una historia que fusiona géneros, uno clásico como es el cine noir, y otro casi experimental. Todo esto nunca llega a armonizarse. El carácter visualmente impulsivo de Montenegro, además de una trama que intenta cortejar a partir de su atemporalidad, sumado a los protagónicos que tropiezan en performance como en dicción, desbaratan un filme que tan solo se enrumba a lo transgresor. Entonces Ruth (2013), estilísticamente, tiene mucho de Cada viernes sangre. Nuevamente hay un énfasis por componer un lenguaje visualmente mutable. Lo que sí va cambiar en su más reciente filme es su estructura narrativa, una que sostiene una trama que a medida que va liberando su conflicto central va tomando interés.
Entonces Ruth en inicio se presenta como una alegoría al cine de ficción. Es pues la remembranza a filmes como Blade Runner (1982), La invasión de los usurpadores de cuerpos (1956) y la tan citada 2001: Odisea del espacio (1968), aquella de la que toma por prestado distintos recursos, siendo la menos memorable la primera escena, una donde la arquitectura limpia y sobreexpuesta que recuerda a alguna locación del filme de Stanley Kubrick, se ve amputada por un formato cercano al del Cinemascope, en versión más amplia. Montenegro contempla el diseño artístico de Kubrick, más ajusta a sus personajes dentro del encuadre, haciendo caso omiso a las normas de la perspectiva. Tal vez este un gesto también transgresor, sobre construir y deconstruir el estilo de un director. Lo que sí adolece el filme es su composición de sonido, uno que busca la necesidad de capturar el audio en espacios que provocan eco o vacío, simulando lugares de encierro o áreas secretas, pero que terminan afectando la traducción auditiva.
Al margen de esto, Entonces Ruth se sirve de mejores actuaciones, algo que de hecho ofrece equilibrio en su trama, una que, como ya mencionábamos, interesa a partir de la segunda mitad, momento en que el conflicto se desenmascara y entonces el filme desciende a un plano íntimo. El cine noir es el de los personajes perturbados, aquellos que cargan pasados tormentosos, y esto se focaliza en la protagonista principal, tanto en un lenguaje discursivo como onírico. Es entonces cuando funciona la rebeldía visual de Montenegro. Más allá de asistir a una interpretación surrealista, son los momentos de los sueños de Ruth en que el relato y la personalidad de este personaje va construyéndose. En paralelo, se va narrando otra historia, la de una creyente y un agnóstico. Son apenas pinceladas de esta trama la que se manifiestan, esto con la intención de cocinar el cierre de la película. Entonces Ruth, un filme sobre extraterrestres carnívoros, desglosa temas como la fe, el cuestionamiento existencial, hay historias de amor, de suspenso hasta de terror, todo ello divorciado de giros y cierres convencionales. Existe un gesto impredecible en este filme lo que la hace apreciable. Una escena: la narración de unos soldados caídos y el juego de flashbacks infiltrándose en la realidad presente a medida que se dramatiza cada una de las muertes.

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