martes, 13 de agosto de 2013

17 Festival de Lima: Retrato peruano del Perú (Sección Oficial Documental)

Tres son los factores fundamentales para mantener vivo un arte. En primera instancia está el productor, aquel que no solamente se dedica a practicarlo, sino también a promoverlo, esto mediante la motivación y la valoración vista a través del significado adquirido, sea estético, cultural, hereditario, hasta sentimental. Un segundo encargado es el dedicado a difundirlo. Este es el ejercicio de expansión, el que transmite la novedad en espacios donde no se practica dicho arte, es decir, lugares donde se desconoce o se ignora su existencia. Esta labor es expositiva, sea testimonial o por medio de muestras. Y, por último, existe otro plano, uno que es más contemplativo, pero que no deja de ser fundamental para el porvenir del arte en cuestión. Este es el mero espectador, aquel que admira, reconoce y valora el arte, sea mediante un punto de vista objetivo hasta el más académico. Estos tres aseguran trascendencia.
Retrato peruano del Perú (2013), de Carlos Sánchez Giraldo y Sofía Velázquez Núñez, es un documental que hace reconocimiento al arte del retrato de un pintor, de paso que devela el circuito de sus promotores y adeptos. La historia de tres personajes reales es el encadenamiento a dichos factores que son fundamentales para oficializar este arte. Está el pintor, la fotógrafa que funciona como una especie de estudiosa y el distribuidor o exportador de las mismas pinturas. Es en medio de estos tres actores que se filtran más personajes y nuevas historias. Los individuos, parejas o familias que desean ser retratadas, son parte del arte, complemento fundamental, tanto en carácter valorativo como visual. Por un lado, ellos reconocen al arte y, por otro, son fuente de inspiración, elementos que proponen o complejizan el producto final, esto dependiendo de sus exigencias, costumbres o fantasías.
Pero hay una lectura más interesante en todo esto. Ambos directores le otorgan a este documental una mirada antropológica, un valor que no es adicional, sino un punto de vista que comprende todo su universo significativo. La memoria es palabra clave en este filme. La pintura forma a ser parte de una fuente gráfica imperecible, algo que va más allá de la tela imborrable o la calidad del óleo. Retrato peruano del Perú, sobre todo durante sus escenas en Huaraz, se encuentra con la mirada nostálgica al pasado. Sea la fotografía como la pintura, son artes que cobijan un momento en la historia de un grupo de personajes. La mirada a un retrato es la contemplación a lo íntimo pero a la vez a lo públicamente limitado. Cada cuadro colgado en un hogar, a vistas de un forastero, es una invitación a la intimidad ajena, aquella que está dispuesta compartir sus recuerdos, siempre desde un estado gozoso. Una escena a resaltar: una familia mexicana posa junto a su retrato recién hecho, cuando de pronto los personajes reales se desvanecen y solo queda el cuadro. La memoria no se extingue.

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