miércoles, 26 de febrero de 2014

Spike Jonze: Filmografía Corta (2009 - 2011)

Es con la película Donde viven los monstruos (2009) que Spike Jonze aclara su inclinación por un cine fantástico. Luego de adaptar el cuento infantil de Maurice Sendak, el director hace un cese a los proyectos de largometraje para producir y realizar filmes de corta duración, los mismos que pueden ser interpretados como un desfogue o búsqueda creativa. A medida que continuó con el oficio de dirigir videos musicales a bandas –comúnmente independientes–, Jonze fue generando algunas piezas fílmicas, por decirlo así, durante sus entretiempos. Es por ello que la mayoría de estos fueron extensiones de sus trabajos musicales. Tales son los casos de We were once a fairytale (2009), cortometraje que se sustenta en crear una historia en base a la canción “See you in my nightmares”, del rapero Kanye West; el mediometraje Scenes from the Suburbs (2011), trama que es una ampliación del video musical de “The suburbs” de la banda canadiense Arcade Fire; y además el corto Don’t play no game that I can’t win (2011), que se orienta a una historia alterna al video de la canción homónima de Beastie Boys.
We were once a fairytale, protagonizado por el mismo Kanye West, se centra en una noche de juerga del rapero. Es una especie de contemplación satírica al lado apático de la fama. Como en Being John Malkovich (1998), Jonze enfrenta la realidad con la ficción. En la trama vemos a West, tambaleándose entre la multitud, como un personaje insoportable, perturbando y aguando la fiesta a todo el que se le cruce. A partir de esto, se devela el lado paradójico del filme. Este lado menos gozoso de la fama refracta un sesgo abandonado y solitario en el cantante. El corto cierra con un aislamiento del rapero y un posterior absurdo. La fantasía irrumpe en medio de este docu-ficción en donde West termina por expurgar algo que germina desde sus entrañas. Hay una suerte de alegoría a la muerte-sacrificio de una parte del artista. El final, en contraste a la fastuosidad de una discoteca, es totalmente melancólico (suena “Para Elisa”). Don’t play no game that I can’t win es más un ejercicio lúdico. Un montaje minimalista y un puñado de muñecos representan un circuito de aventuras de los Beastie Boys. Jonze juega a la narrativa serie B, elementos bizarros y un humor jocoso. Una versión burlesca de lo que por ejemplo hacía The Beatles en su serie animada.
Scenes from the Suburbs se podría decir que es lo más realista de Spike Jonze desde su corto documental Amarillo by morning (1998), filme centrado en el “sueño americano” que viven dos adolescentes en pie a convertirse algún día en reconocidos cowboys. Scenes from the Suburbs radica del video musical de Arcade Fire que hace un retrato de la amistad bajo una mirada nostálgica. Aquí la violencia –otro tema central de este mediometraje– es una especie de frontera que corrompe y frustra la memoria. Los recuerdos del protagonista principal son borrosos, divididos por extractos o remembranzas. A medida que se cuenta intensivamente la historia, se manifiesta un contexto que golpea la tranquilidad de unos personajes dentro de un mismo barrio, trayendo consigo posteriores rezagos. Aquí la fantasía no tiene espacio, algo que sí se manifiesta en I’m here (2010) y Mourir aupres de toi (2011), como en los filmes inicialmente citados.  Estos dos filmes, a pesar ser cercanos a sus primeros, es preciso tratarlos independientemente ya que comparten un tema en común y que posiblemente encauce el cine de Jonze a un nuevo perfil.
I’m here es de seguro la película más celebrada y querida durante esta etapa del director. La historia de amor entre dos robots que conviven entre humanos, es de por sí un retrato especial. Lo cierto es que este carácter se revitaliza aún más al manifestarse la personalidad, casi contraria, de esta curiosa pareja. Existe en esta relación una mecánica del “yin yang”. Es la comunión entre el introvertido y la extrovertida. Hay entonces una química fuera de lo común, lo que abre paso a una relación más sacrificada. I’m here específicamente trata sobre el amor sacrificado. La atmósfera del amor de verano de repente es irrumpida por una que huele a melancolía. Similar caso se expone en Mourir aupres de toi. Dos amantes de mundos distintos –el vampírico y el shakesperiano–, aunque ambos inmersos a historias trágicas, se enamoran. Aquí el idioma es más cómico, pero no deja de expirar el drama. Temas como la soledad o la muerte flotan dentro de este universo. Desde Donde viven los monstruos, Spike Jonze no ha abandonado tanto la fantasía como la personalidad melancólica de sus héroes. Mientras tanto, la amistad y el amor se han convertido en sus aliados para crear sus historias.

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