El cine de David
Cronenberg dicta historias sintomáticas. Son pues personajes ocasionalmente enfrentados
a “experimentos” que en un principio observan con desconfianza o incluso hasta con
cierta repugnancia. Más adelante se abrirá paso al juego de la perversión, es
decir, a ceder ante aquello que en un inicio se resistían. Lo que a comienzo de
la historia era la erradicación o cuestionamiento de ciertas acciones, tales
como el uso de videojuegos orgánicos, la (re)adopción de la violencia o la aplicación
de terapias psicosexuales, a posterior se convertirá en fascinación; un síntoma
de liberación de lo reprimido. Es la transformación de la personalidad de un individuo
luego de hacer práctica o exponerse a dicho “experimento”. Maps to the stars (2014) al seguir este patrón, no aspira ni a la
sátira ni a la comedia. Dicho esto, no es más que una historia sobre personajes
aguardando a que se cumpla ese rol sintomático.
En su trama, protagonizado
por gurús de autoayuda, artistas de cine y servidores de estos mismos,
Cronenberg desarrolla una nueva teoría de la perversión, cuestión que se alinea
a lo que antes ya había evocado en Una
historia violenta (2005) sobre “fantasmas del pasado” que retornan para renovar
cuentas pendientes. Caso el de Maps to
the stars, son los viejos traumas familiares que renacen. En medio de la
banalidad o la rutina despreocupada, estos personajes –de alguna forma
emparentados con la fama– cobijan un lado infausto. Ellos son víctimas de
viejos tormentos, malestares provocados por herencias familiares que han ido
reprimiendo por años, pero que de pronto serán liberados por razones
circunstanciales, sea a consecuencia del retorno de una hija un día desterrada
por sus padres o la oportunidad de que una actriz interprete un antiguo papel
que perteneció a su madre.
Los personajes de Maps to the stars afirman ser pacientes
rehabilitados, muy a pesar esto es aparente o a lo sumo provisorio. A medida
que conviven con sus terapias y medicaciones, estos son víctimas del acoso de
sus “fantasmas”, presencias que se cristalizan y traen de regreso lo reprimido.
Como respuesta está la resistencia a no volver a recaer o simplemente a no
recrear lo que un día sus progenitores hicieron. Es la vana negación a
(re)experimentar algo que genéticamente está en ellos. Cronenberg no deja de
reflexionar sobre las dinámicas perversas de la naturaleza humana. Sujetos que
cansados de escapar de sus genes, poco a poco van cediendo ante lo que un día
ellos mismos aborrecían. El síntoma se cumple luego que iremos viendo cómo los
protagonistas de esta película serán presas de la degradación.
Maps to stars, al igual que en la mayoría de los filmes de David Cronenberg,
en su proceder irá dinamitando una serie de fetiches sexuales o sobre pieles
atrofiadas, comportamientos que siempre viran hacia una inclinación de
fascinación perversa. Un ejemplo de esto es sobre el tema del incesto, cuestión
que se concibe de distintas maneras, desde la violenta, la no premeditada o
viceversa; las cuales sujetan a sus personajes a una especie de círculo
vicioso.
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