Hasta este domingo se podrá ver vía Festival Scope una selección de filmes que formaron parte de la programación en la última edición del Festival de Locarno. De las 9 películas, la que sobresale es la argentina El futuro perfecto, de Nele Wohlatz, la cual obtuvo un reconocimiento. Aquí un comentario a la película.
Una joven comienza a
adaptarse a un mundo distinto al de su natal China. Xiabon (Xiaobin Zhang)
narra la que fue su atropellada llegada a Argentina, país del que no conocía
nada, ni el idioma ni tan siquiera a sus padres o el resto de su familia, a
quienes veía por primera vez. El futuro
perfecto (2016) inicia como un documental que registra un testimonio sobre
la migración, aunque con un gesto particular. A medida que la protagonista cuenta
su historia mediante su imperfecto español, vemos secuencias en donde ella
misma representa ese historial. Desde un principio de su película, la directora
Nele Wohlatz quiebra las fronteras de la ficción. Pero hay más. Es en ese
tránsito transficcional que nos enteramos que Xiabon en realidad forma parte de
un curso de español, siendo ese testimonio inicial parte de una tarea
evaluativa. Es así como lo narrado en clase se mece entre una naturaleza de lo real
o lo inventado.
Así como los
personajes de Matías Piñeiro que van remedando por instinto lo que dictan sus libros de
historia o de teatro, en El futuro
perfecto la protagonista va performatizando de manera consciente un libreto hecho por ella
misma. Xiabon es intérprete de aquello que pronuncia para los de su clase. Muy
a pesar, está la incógnita de los verdaderos precedentes de esta adolescente.
El filme de Wohlatz deja a la interpretación si lo representado es parte de la
memoria o un mero ejemplo para la clase. Como para estimular más esa cuestión,
la directora va disponiéndonos de otras situaciones que evalúan los límites de
lo real y lo representado. Esto ocurre, por ejemplo, a la llegada de un actor
profesional en medio de los alumnos asumiendo el oficio de actores no
profesionales. Surge entonces la pregunta, ¿es acaso todo esto (incluyendo las
clases de español) parte de un taller actoral? Qué es sino la actuación un
oficio que nos hace creer lo que en realidad es falso.
Un detalle que no deja
de ser interesante es la correspondencia que existe entre ese concepto de lo
hipotético y la migración. No es gratuito que la “ficción” se geste dentro de
un ámbito conformado por otros inmigrantes. Entender la migración como el
tránsito rumbo a un futuro incierto o hipotético (inventado, como los mismos
ejemplos en clase), a propósito de una inmersión a un espacio desconocido e
incomprendido, ya sea por la distinción cultural y su mismo lenguaje. Siguiendo ese
aspecto, la película de Nele Wohlatz apela también a lo quimérico. De ahí esa
alusión a la inexactitud de los pronósticos de tiempo. El futuro perfecto es de esas películas que merecen una segunda
vista.
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