miércoles, 1 de febrero de 2017

IFFR 2017: The man

La trama que se gesta en la película de Charlotte Sieling es síntoma de una perversión que ha madurado, aproximadamente, desde la década de los ochenta, temporada en que la superficialidad y el arte fueron íconos de rentabilidad. En este filme los personajes no son yuppies ni modistas, sino agentes del arte industrializado. En The man (2016) el personaje de Simon (Soren Malling) es una especie de “Andy Warhol” de nuestros tiempos. Al menos en Dinamarca, el arte es equivalente a Simon, amo y señor de su propio estudio en donde laboran los artistas más talentosos del ambiente. Aquí, sin embargo, no existe la pugna por derrocar al director de esa orquesta. Es como si hubiese una especie de dejadez de parte de toda esta compañía por que permanezca Simon a cargo. Lo cierto también es que esa norma cambiará para cuando entre en escena un personaje no invitado: el hijo de Simon.
Que quede claro que The man no aspira a convertirse en una comedia dramática en donde padre e hijo se esfuerzan por recobrar el tiempo perdido. Nada de eso. La película de Sieling podría coquetear con el sentimentalismo, mas su intención es clara: esta es una historia llena de egoísmo y muchos golpes bajos. La llegada de Casper (Jakob Oftebro) es la piedra en el zapato para Simon. La hostilidad del hombre maduro es irreparable. Poco le importa saber qué fue de su hijo o de la esposa que abandonó años atrás. La presencia de Casper para el padre es una especie de intromisión a su éxito y universo artístico. Lo irónico es que el joven, además de su presencia, trae consigo su propio nombre. Él es “El fantasma”; muy conocido artista grafitero en toda Europa. Es con esta evidencia que parece irse perfilando una guerra fría.
Lo interesante en The man es el juego de relaciones, algo que no solo se gesta entre padre e hijo, sino también entre estos mismos protagonistas respecto a los secundarios. De repente, los protagonistas principales comienzan a relacionarse con las mismas personas, y la rivalidad se hace implícita en la trama. Por encima de esa competencia de carisma o simpatía, está también ese enfrentamiento creativo. Es por este doble duelo que tal vez los personajes de Charlotte Sieling lucen irreconciliables. Justo para cuando padre e hijo comienzan a obtener química entre sí, algo acontece y el combate se renueva. The man podría resumirse en su final. Simon y Casper en medio del escenario artístico descubren sin pudor sus rostros perversos. Ambos son de la misma casta: frutos del canibalismo contemporáneo.

The man podrá ser vista hasta el 5 de febrero en la plataforma Festival Scope: http://bit.ly/2jD6SkA

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