Hasta el 20 de agosto,
se podrán ver de forma gratuita por Festival Scope algunas de las películas que
formaron parte de la reciente edición del Festival de Locarno. Comento
brevemente dos que ya pude ver.
En Severina (2017) priman tópicos y
estereotipos de la novela negra. El director brasileño Felipe Hirsch desarrolla
la historia de un librero y aspirante a escritor, carente de inspiración, o de motivación.
Esta llegará mediante la presencia de una mujer misteriosa; la musa. Una ladrona
de libros, pero también irruptora de vidas. Su personalidad y propósito son
ambiguos. Esto da pie a la obsesión del solitario, en consecuencia del
descubrimiento de las credenciales difusas de la mujer, quien lleva no doble
vida, sino varias. Severina genera un
melodrama (¿un triángulo amoroso?) y luego el thriller. Por último, la estructura
argumental y el carácter evocativo que otorga una voz en off, además de una serie de síntomas irreales que manifiesta su
protagonista principal, dan pie a interpretar que todo lo visto es producto es
la versión ficticia de un evento que aconteció.
La suiza Those who are fine (2017) inicia con una
referencia a Nueve reinas (2000). El
director Cyril Schaublin nos introduce al filme mediante la anécdota de una
estafa. Lo que veremos será la expansión de esta anécdota en otros afectados, conoceremos
a su autor y seguido la cacería a este. Todo, sin embargo, es excusa para
descubrir lo que parece preocuparle o causarle gracia al director. El protocolo
humano, desde el ciudadano promedio hasta uno tan normativo como el agente
policial, está sometido por códigos. Lo digital predomina en el escenario, y
con ello son único tema de conversación las bandas anchas, las tarifas de
Internet, además de los seguros de vida. Curioso cómo una misma corporación vende
ambos servicios. Es como si la existencia se redujera a la buena señal digital
y la angustia por la muerte, aunque el dispositivo digital resultando como buen
catalizador de este último. No deja de ser interesante el modo de registro,
distanciado de los protagonistas. No es un filme que entabla con las emociones,
muy propio de la era digital.
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