Una familia se embarca
a sus vacaciones de verano, y desde principio se perfila a no convertirse en la
excursión perfecta a causa de una serie de percances. Ya para cuando los
personajes se logren instalar en la zona paradisíaca del Brasil, quedará
sobrentendido que lo anterior –un auto averiado, un hostal de mala muerte y una
mala reservación– solo era parte de un karma que reaccionaba ante la verdadera
iniciativa del embarque. Sueño
Florianópolis (2018) se presenta como la típica comedia de las vacaciones
que se torna una pesadilla, pero lo cierto es que va más allá de la casualidad.
Lucrecia (Mercedes Morán) y Pedro (Gustavo Garzón) son una pareja de esposos
que llevan años de separados, sin embargo, es una realidad que se niegan a
aceptar. Esas vacaciones, en tanto, será parte de una resistencia ante una
separación oficial. La directora Ana Katz se dispone de un humor cargado de
ironías que pinta por entero a dos personajes que parecen no seguir sus propios
argumentos o terapias. No es una burla a una clase burguesa, es más una
husmeada a una relación marital indecisa, ensayando una ruptura a fin de medir
sus propias emociones y evaluar las del otro.
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