Tras su retrato cómico,
un panorama social va desplegándose en la ópera prima de Prateek Vats. Anjani
(Shardul Bharadwaj), protagonista de esta historia, será asignado a un inusual
oficio, el de espantar a una raza de monos que, literalmente, conviven con los
ciudadanos de Nueva Delhi, capital de la India que por años ha aceptado esta coexistencia
de especies –en respeto a las creencias religiosas que reconocen a los primates
como vínculos espirituales con el dios Hanuman–, pero que en la actualidad ha
promulgado una orden para mantener en raya a los cada vez más faltosos animales.
Básicamente, la tarea de Anjani se reduce a intimidar a los primates con el fin
de evitar alguna rencilla frente a los humanos. Sería faena fácil para el joven
de no ser porque teme a los monos. Eeb
Allay Ooo! (2019) es en gran parte el hombre lidiando con los animales,
haciendo caso a sus miedos y complejos, resistiéndose a seguir el manual laboral,
y, por tanto, fracasando en este oficio. Es decir, a partir de esta curiosa función,
podemos tener una idea de qué es lo que no está funcionando en esta enorme y
vasta ciudad.
Vats,
desde un humor gentil, pone en evidencia un malestar social. Anjani es un
hombre viviendo de colado en una ajustada habitación ubicada en uno de los
barrios pobres de Nueva Delhi, en donde vive su hermana embarazada y su cuñado,
el mismo que le consiguió ese oficio del que Anjani en lugar de aprovechar no
deja de quejarse. Existe una desidia de por medio, tal vez, producto de la
ignorancia arraigada en una comunidad pobre no asistida, la misma que decidió
migrar a la capital al reconocer a este espacio como oasis de oportunidades o,
incluso, de asistencia. Pero, bien nos advirtió el neorrealismo italiano, existe
una gran diferencia entre la fantasía y la realidad. Dentro de la simpatía y la
ocurrencia de esta persona, somos espectadores de alguien sumiéndose en su
propia inconsciencia. ¿Es que Anjani es deficiente de todo acto de reflexión?
¿Qué motiva a este hombre a diseñar ridículas tretas para espantar a los monos en
lugar de seguir el manual? ¿Es que estamos tratando con un individuo que hace
caso a su instinto antes que a su razonamiento?
Anjani
no está lejos de ser un reflejo de los monos de Nueva Delhi, una suerte de
invasor que en lugar de generar el avance alienta al desorden y al
estancamiento. No es gratuito que por dónde pasa este protagonista siempre
vemos señales y o escuchamos mensajes que hacen recordar a los ciudadanos
asumir una buena postura en público. Así como pasa con los monos, el órgano estatal
también mantiene en raya a la sociedad. Ahora, lo cierto también es que Anjani
parece ser reflejo de una “seguridad pública” deficiente. A propósito, una
escena importante. Un colega le aconseja a Anjani que bastan los gritos para
espantar a los monos, en tanto, las armas no solucionan nada. Secuencia seguida,
una nueva orden de vigilancia ciudadana acata que desde ahora los elementos de
seguridad portarán armamento. Eeb Allay
Ooo! pone sobre el banquillo recientes normativas inconsecuentes de un gobierno.
Son a propósito de estas enmiendas –tanto las que recaen en los monos como en
los humanos– que la realidad ha comenzado a germinar ciertos dilemas. ¿Sigue
siendo el mono una deidad o es ahora una raza enemiga? ¿Esta convivencia es
fruto de una invasión de monos o de una ciudad que se ha expandido hasta los
bosques con descontrol? ¿Es que los anuncios no son suficientes para orientar a
una sociedad y por eso se asiste a un artefacto de coacción?
Eeb Allay Ooo! está curado por el Festival de Mumbai. Puede verse la película gratis en este link: https://bit.ly/3ex4b0X
No hay comentarios:
Publicar un comentario