Dos películas de terror inspiradas en referentes tradicionales. En el caso de Teddy (2020), los directores Ludovic Boukherma y Zoran Boukherma se remontan al mito de un monstruo clásico. La tranquila y monótona rutina de Teddy (Anthony Bajon), un joven empleado de un salón de masajes en una zona rural francesa, se verá asaltada por un accidente que tiene que ver con una bestia no identificada que desde no hace mucho ha comenzado a inquietar la paz de la comunidad. Los Boukherma apelan al espacio retirado para montar su historia de licántropos, contexto apropiado para resguardar a criaturas que desatan fechorías que los lugareños interpretan como invasiones de animales salvajes propios del entorno. A esto se suma la personalidad sosegada de esta sociedad que no es presa del pánico. Teddy tiene un aire de comedia absurda y no precisamente por el elemento fantástico, sino a propósito del comportamiento caricaturesco de ciertos personajes que se niegan a asumir una actitud coherente con la situación. Lástima que la historia se queda corta en su aspecto argumental que además es escasa de una atmósfera sórdida que tan solo se asoman en el principio y en el clímax.
domingo, 22 de noviembre de 2020
35 Festival de Mar del Plata: Teddy (Hora Cero) / Al morir la matineé (Competencia Latinoamericana)
Por
su lado, Al morir la matineé (2020)
se inspira en la filmografía de los slasher
ochenteros sin convertirse en un ejemplo de este subgénero. Lo primero que
llama la atención de la película de Maximiliano Contenti es que manifiesta un
gran énfasis en el trabajo de la dirección de arte. En ese aspecto, pienso más
en un giallo. Argumentalmente, es un
filme dominado por la nostalgia del asesino que desata una masacre sin más motivación
que el placer de violentar a cualquiera que esté a su alcance. En la última
función de un cine, un ligero grupo de espectadores será sorprendido por un
personaje que parece emular los razonamientos demenciales de la película
proyectada. El conflicto de esta historia no es consecuencia de un castigo al
voyerismo o a los encandilados por el cine de violencia; de hecho, salvo por un
espectador, la mayoría no atiende del todo el filme que, por cierto, también
hace una lectura libre de un argumento clásico de la filmografía de terror. Al morir la matineé es un agradable
instante de encierro, situaciones absurdas, gore
bien aplicado que obedece además a la tradición de las final girls.
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