viernes, 12 de noviembre de 2021

7 Semana del Cine ULima: La muerte de dos amantes

Atractivo drama familiar que tiene como centro de estímulo la agarrotada presencia de su protagonista. La película de Robert Machoian desde el inicio trabaja con la tensión y la expectativa. En principio, tenemos la figura de un hombre tal vez violento. Lo siguiente, será la argumentación que desmiente tal naturaleza y además alega las razones de esa contención agresiva. The Killing of Two Lovers (2020) consta del punto de observación a una crisis matrimonial a partir del testimonio de un marido sujetado por un estado de angustia. David (Clayne Crawford) ama con pasión a su esposa y a sus cuatro menores hijos, aunque es un amor definitivamente abnegado el que canaliza este personaje. Sus actos, mediaciones o consensos que se esfuerza por establecer, sean hacia su pareja o hacia su frágil hija adolescente, son los que lo describen como una persona dispuesta a martirizarse en favor de preservar la unión de su familia. Lo cierto es que esto también le gestiona un efecto colateral que dispara a altos niveles su ira e impotencia, el cual desfoga en soledad. El hombre se está quebrando. Esta es la historia de un padre y esposo que lucha, pero parece estar perdiendo la batalla, y eso conmueve tremendamente.

En efecto, el resto de sus miembros también sufre y reacciona, muy a pesar, David parece ser el único que logra manifestar un equilibrio entre lo que acontece y sus emociones. Machoian crea a un personaje coherente, pero como saldo esto promueve un conflicto interno que se acrecienta y se empeña en no exteriorizar, y eso lo predice como una persona peligrosa. Es así que la película se traduce como una historia con mucha tensión, a propósito de la rigidez y el ensimismamiento de su protagonista. David es una bomba de tiempo que bien podría estallar contra los autores de esa ruptura por el que está transitando su familia o simplemente podría desquitarse contra sí mismo. Hay mucha incertidumbre. Esto también deviene en cierta manera porque esos malos pensamientos se verán aplacados por actos apaciguadores que gesta este hombre. Estos son episodios en donde contradice a sus pensamientos y emociones. Lo vemos cuidando a su viejo padre, sacando de paseo a los niños o hasta sirviéndole café al enemigo. Son hechos que pintan a un personaje invocando la paz, la tranquilidad, la serenidad, no solo hacia los demás, sino también hacia sí mismo. Lucen intrascendentes a simple vista, pero pintan por entero la templanza de este padre de familia con una tolerancia continuamente puesta a prueba.
Machoian hace un excelente trabajo al momento de modelar el perfil de su protagonista. El modo como lo presenta me recuerda al cine de los hermanos Dardenne. En menos de diez minutos ya sabes mucho de David, sea de su personalidad como de su rutina. Aunque sin promover un primerísimo plano, la cámara del director estadounidense, de igual manera que los cineastas belgas, se pega al personaje lo suficiente para atrapar la fisionomía de su rostro, la postura del cuerpo y el dinamismo de su desplazamiento. Todo esto en conjunto expresa mucho. Pero a esto se suma también el escenario. Ese es el punto que lo aleja de los Dardenne. The Killing of Two Lovers es un retrato dramático dentro de un suburbio rural, una pequeña comunidad en donde no hay muchas expectativas en cuanto a qué hacer. Es un escenario de por sí deprimente, limitado, que invita a aferrarte a lo cotidiano. Es decir; es el espacio ideal para vivir retirado con tu familia en armonía con una pequeña sociedad en la que todos sus miembros se conocen. Esto es un agregado al drama de David, estupendamente interpretado por Clayne Crawford —me recuerda al afligido Cassey Affleck—. Estamos hablando pues de un hombre que se le ha arrebatado ese único propósito de vida, lo han desestabilizado en un entorno en el que no tendrá motivación de ser.

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