Hasta el 24 de noviembre va una nueva edición del Festival de Cine Europeo. Pueden ver la programación, sedes y horarios en su página web. Aquí una de las imperdibles.
No recuerdo algún precedente
fílmico que asuma a la menopausia como premisa argumental, y eso ya de por sí
genera un interés. Pafsi (2018) inicia con la protagonista recibiendo un
diagnóstico médico. Este momento no está lejos a esas escenas de tantas
películas en donde personas son desahuciadas o se les anuncia son víctimas de
una enfermedad agresiva. Lo de esa mujer no será una enfermedad, pero sí gestora
de síntomas agresivos. Toda una lista de posibles efectos son los que sentirá
Elpida (Stella Fyrogeni) de aquí en adelante consecuencia de la menopausia. Es
casi un calvario físico lo que describe el especialista. En tanto, la mujer no
hace mas que mirar al vacío, despegada de la realidad, incrédula ante el
advenimiento de una naturaleza cruel. La directora Tonia Mishiali nos introduce
a una historia de sufrimiento, casi una historia de terror, siendo su personaje
víctima de una agresión que, según ella misma afirma, le ha llegado temprano.
Se percibe esta situación como una condena, una injusta y repentina. Al menos
eso nos anuncia el rostro de la protagonista que no sale de su espasmo. Se le
nota perturbada, reprimiendo un grito que esconde a su marido mientras lo
asiste. ¿Es que acaso la menopausia ya ha comenzado a boicotear su estado
físico con buena parte de los síntomas mencionados por el médico?
Pafsi es una película que toma por
excusa la menopausia a fin de descubrirnos un drama doméstico cotidiano en
muchas mujeres. Mishiali parece decirnos que las consecuencias de este estado
biológico son similares a las secuelas desatadas por una relación tiránica.
Esta es la historia de una mujer casada con un opresor que le ha provocado
depresión, ansiedad, falta de sueño, ha violentado contra su deseo sexual, ha
provocado en ella un colapso generalizado incapacitándola de llevar con
normalidad su rutina. Eso es lo que sucede con alguien que comparte el mismo
techo junto a una persona egoísta, dominante, abstemia de empatía hacia su
pareja. El marido de Elpida es la menopausia hecha carne, no solo por los
efectos nocivos que genera, sino porque además es una realidad congénita. Esta
es una película que definitivamente asume a los matrimonios abusivos como una
suerte de circunstancia normalizada, parte de la naturaleza social, un
comportamiento o estado tan cotidiano que incluso las mujeres han aprendido a
sobrellevarlo o aceptarlo como la misma menopausia. Es por ello que para
personas como Elpida le son casi imposible erradicar esa rutina de sus vidas ya
que sería como extirpar algo que forma parte de su conciencia. En una escena en que esta ama de
casa por fin parece ser dueña de sus propias decisiones, una emancipada, una
suerte de Neo que ha escapado de ese universo en donde era una prisionera,
tanto mental como físicamente, por alguna razón, de pronto ella dimite de su
escape y regresa a su prisión. Claro, el contexto de Pafsi no es la
matrix, sino una realidad mental tan arraigada a ella que la impide salir de
ese espacio doliente. Se necesita algo más fuerte que una pastilla para escapar
de ese mundo. En efecto, es una idea que se le cruza a la protagonista de este
duro drama psicológico. La película de Tonia Mishiali al principio parecía la
historia de una mujer experimentando momentos de fantasía que le “ayudaban” a
desfogar sus sentimientos reprimidos. Dicho esto, si insistimos con
relacionarla con el universo de las hermanas Wachowski, parece más bien que
Elpida es Cypher, ese personaje que más bien quiere vivir en la matrix, lo que
sería vivir engañado, en un mar de fantasías que lo aparten del sufrimiento que
observa en su realidad. Es una salida piadosa. En cierta manera, ese en gran
parte es el argumento de Pafsi, el escape autocompasivo de una
protagonista incapaz de divorciarse de este mal connatural y maligno que al
final le ha provocado una fractura de su percepción. De tanto que se ha dejado
llevar por sus fantasías, ya no sabe si está en la realidad o en la matrix.
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