Tal vez sea a causa de la sobriedad con que se narran sus hechos lo que hace de la ópera prima de Babaunde Apalowo una película distinta. Argumentalmente, All the Colours of the World are Between Black and White (2023) es una historia un tanto familiar. Siendo una producción nigeriana, salvo por su contexto, muchas sus características y conflictos se perciben como universales. Esto que se cuenta podría suceder en cualquier otro lugar y las acciones de los personajes pudieron haber sido casi las mismas. Muy a pesar, se niega a caer en la pauta dramática que habitualmente se espera en estos relatos sobre personajes buscando su identidad. Bambino (Tope Tedela) es un joven trabajador que se gana la vida como repartidor. Su vida es decente y hasta ejemplar. Ahora, pueda que su personalidad benevolente no sea la adecuada para un contexto en donde la gente posee impulsos anárquicos o conservadores. A primera impresión, pareciera que tratamos con el caso de un individuo que será víctima de su propia sumisión. El retrato de una carnada social. Pero la película nos va comenzando a insinuar el verdadero problema del asunto, que en parte no deja de tener que ver con la personalidad del protagonista. Pueda que ese carácter de hombre correcto y reservado tenga que ver más con un deseo por forzar un respeto hacia las convenciones sociales. Es decir; comportarse de la manera en que pueda seguir siendo un invisible entre ese barullo social.
viernes, 17 de febrero de 2023
73 Berlinale: All the Colours of the World Are Between Black and White (Panorama)
All the Colours of the World… desde un principio nos irá
describiendo las cosas sin entrar en mucho detalle. Es una película que
escatima los diálogos y puntualiza las situaciones sin llegar a ser un cine
minimalista. Apalowo parece modelar ese carácter narrativo a fin de crear una
sincronía con la personalidad y la identidad de su protagonista: un hombre
común y de pocas palabras, y que además está dispuesto a seguir siendo un punto
ciego dentro de su comunidad. Nada de esto resultaría algo extraño tomando en
cuenta un escenario que parece normalizar un estado de conformismo colectivo
producto de las limitaciones socioeconómicas. No en vano, nos presentan a
principio del filme a Bambino como un joven al que se le niega o se le aplaza ascender
en su oficio. Sin embargo, será a propósito de sus interacciones con esos otros
dos personajes que iremos percibiendo —muy pocas cosas aquí son expresas— cómo
la personalidad del protagonista posiblemente sea una mascarada para disimular
esa identidad que reserva, restringe, prohíbe, encarcela con un claro deseo de
ponerse a salvo de algún posible ajusticiamiento social. Pensemos en secuencias
de una comunidad condenando públicamente a un ladrón o una chismosa que no ve
bien esas visitas frecuentes de una vecina de Bambino al cuarto de este. All
the Colours of the World… nos va dando motivos de ese estado de resistencia
que frena al protagonista a acercarse más a su amigo. Antes que un melodrama,
Babaunde Apalowo nos relata un conflicto interno. Una batalla que, en efecto,
hace el esfuerzo por mantener en secreto.
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