jueves, 12 de octubre de 2023

Once Within a Time

Se estrena este fin de semana en el IFC Center de New York la nueva película de Godfrey Reggio que codirige con Jon Kane. La próxima semana se estrenará en Los Angeles en el Braindead Studios.

La evolución, la trascendencia o el desarrollo son palabras claves para describir los acontecimientos expresados en la trilogía qatsi (1982 – 2002). El director Godfrey Reggio, junto al compositor Philip Glass, si bien en estas producciones impartían un paralelismo y contraste entre el escenario natural y el afectado por los hábitos de la humanidad, expusieron de paso un particular resumen histórico de los efectos que impactaron sobre la Tierra. Entendamos el territorio natural como el principio de la existencia terrenal; en tanto, la vida de la ciudad era el presente o la posteridad de ese bloque que un día fue virgen. Viceversa, lo que hoy está ocupado por un edificio, un día sirvió como superficie de un gran árbol. Es decir, se emulaba el pasado y el presente a propósito de esa relación de escenarios. Dicho esto, sea desde una perspectiva evolucionista, histórica, económica, urbanística o existencial; nada de lo que está dentro del Globo se libra de los cambios. ¿Qué implica ello? Que las secuencias naturalistas registradas por Reggio capaz tengan como destino ser alcanzadas por ese “desarrollo” humano. Estamos ante un vaticinio. ¿Pero es una profecía en un sentido benevolente o apocalíptico? He ahí la gran interrogante que suscita la trilogía qatsi y que a su vez genera otras más: ¿A dónde vamos? ¿A qué nos estamos enfrentando? ¿Qué nos estamos haciendo? A pesar de que el espectador es libre de imaginar el futuro de la existencia terrenal, Reggio y Glass dejan en claro su respuesta. Sucede que este himno frenético y coral manifiesta varios signos de alarma tanto desde la imagen como del sonido.

Once Within a Time (2023) reúnen una vez más al director y al compositor. En codirección con Jon Kane, esta nueva película expresa una renovación desde la imagen y el ritmo. A diferencia de lo realizado anteriormente por el dúo, este es un filme imaginado en alianza con la tecnología digital. Estamos ante un tiraje de secuencias que describen escenarios fantásticos que llegan a lo surreal. En otras palabras, es una alegoría de la realidad. Una vez más, apostando por una argumentación coral y barroca. La saturación en la trilogía qatsi era consecuencia de los numerosos registros divididos en secuencias. En Once Within a Time, su carácter adornado es debido a que una multitud de imágenes se integran en una misma secuencia. De ahí por qué el ritmo de la reproducción también cambia. El contenido de esta película podría ser interpretado como una suma de capítulos, cada uno exponiéndose en un lapso moderado, representando una puesta en escena y generando una lectura que, ciertamente, se amplía al relacionarse con las otras secuencias. En la trilogía qatsi, la lectura se captaba exclusivamente a partir de la relación entre las secuencias y no por sí sola. Podríamos decir que, desde una mirada pictórica, es más acertado definir a Once Within a Time como una creación barroca. Todos sus capítulos están compuestos por distintos signos, recreaciones y referencias a la realidad de nuestro presente, aquella que ciertamente engloba ficciones a fuerza de que dependemos de los hábitos digitales.
Reggio asiste a la estética de lo digital para reflexionar en torno a la humanidad envuelta en una realidad digital. ¿Cómo ha cambiado la existencia ante esa mudanza de realidad? ¿Qué nos depara nuestro futuro frente a esa percepción ficticia globalizada? ¿Existe todavía registro de nuestra antigua realidad en ese escenario digitalizado? Son prácticamente los mismos contrastes e interrogantes que afloraron de la trilogía qatsi. Once Within a Time inicia con una referencia al cine en su etapa más incipiente. Esta introducción me recuerda a Holy Motors (2012), el tour da forcé realizado por Leos Carax quien, en su momento, se vio intrigado por los cambios que provocó lo digital en la industria del cine y se consultó cuál era el lugar del cine en su forma más tradicional en esa escena. El resultado era la transformación, la alianza o complicidad de ambas formalidades en favor del arte. Los autores de Once Within a Time, en su lugar, observan el escenario de lo digital con cierta intriga. Este se representa como un espacio diverso y creativo; sin embargo, no deja de manifestarse un trasfondo decadente. Es como si estuviéramos ante un contexto steampunk. Hay algo de enfermizo y hasta un signo de retroceso en ese territorio que se figura como adronado y próspero. A propósito, ese resultado cinematográfico me recuerda al cine de Guy Maddin y Bertrand Mandico. El choque entre lo moderno y lo tradicional abre paso a una personalidad extravagante. Once Within a Time es atractivo porque resulta una renovación en el cine de Godfrey Reggio, pero a su vez asiste a sus mismas interpelaciones, las cuales evocan a una demanda existencial, su preocupación ante una sociedad de conciencia infantil y frágil ante los malabares del cambiante y excéntrico mundo digital.

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