Un Edén es cultivado en medio del caos. Esta es la historia infame de una familia construyendo su fantasía a costas del sufrimiento de otros. Al margen de su objetividad histórica, la premisa de Zona de interés (2023) pueda interpretarse como una alegoría a la brecha de clases dentro de un escenario en crisis. El comandante Rudolph Hoss (Christian Friedel) y su clan representados como el poder hegemónico preocupados en disfrutar y preservar sus privilegios mientras el Holocausto está en marcha. Es el panorama de una comunidad carente de empatía, ejecutora a conciencia de la extensión del terror que afecta a las comunidades vulnerables, y que a su vez otorga a los favorecidos mejores posiciones, una buena casa con un buen jardín y una piscina con tobogán. Definitivamente, es un cuadro social muy actual. Claro que la intención de Jonathan Glazer tal vez no sea asistir a lo histórico a fin de fabricar una crítica social del presente. Lo suyo es planear una arquitectura idílica e impecable del pasado que trascendió al presente tomando la forma de un vestigio que expresa el fracaso y la ruina. Ahora, lo curioso y hasta complejo de su propuesta es que ello se definirá desde la composición visual. Estamos ante un Glazer apostando por la subjetividad del encuadre, el plano entero, la cámara estática, aunque siempre de múltiples perspectivas, la iluminación etérea y el diseño de arte como recursos para orientar su mensaje.
La movilidad es también interventora de la pulcritud del escenario. Aquí los personajes siguen un trayecto siempre lineal definido por un camino de piedras, los corredores o la calzada que atraviesa un jardín. Dentro de las habitaciones, se mueven sin vacilación, limitando su circulación, como si se camuflaran con la quietud y la austeridad de los accesorios de los cuartos. En tanto, la cámara inspecciona el orden de las vibraciones humanas que acontecen desde el perímetro que bordea el hogar hasta sus interiores. Es una observación inmóvil, aunque con una versatilidad de perspectivas. En principio, Glazer posiciona su cámara asumiendo un perfil que le otorgue una buena profundidad de campo. La luz natural, el uso de lentes angulares y el posicionamiento de la cámara de manera oblicua le brindan mejor amplitud a su campo visual. No suficiente con ello, rompe la “quietud” de la cámara usando otras más que asumen una perspectiva distinta del personaje en escena o punto de enfoque. En las afueras, el número de cámaras van de una a dos, mientras que los cambios de posición se dan a manera de plano/contraplano; o sea, por el frente y la espalda del punto de enfoque. En los interiores la inspección es más rigurosa. Son a partir de cuatro cámaras diferentes las que se usan, y cada una se posiciona de manera que cubren las cuatro esquinas o lados de la habitación. Hay además angulaciones en picado o cenitales, exprimiéndose así otras perspectivas que confirman la armonía entre la interacción del objeto y el espacio.
Hasta
cierto punto, es una secuencia misteriosa. Pero más lo será la de casi al
final. Es momento de hablar de la influencia de Stanley Kubrick en el cine de
Jonathan Glazer. Todas sus películas, sean cortos como largos, tienen un
profundo vínculo con el director de los clásicos fílmicos. Recordemos al conejo
humanoide de Sexy Beast (2000), la reencarnación como tópico central en Birth
(2004) o las tantas interrogantes y teorías que nos dejó una de las mejores
películas de la década pasada, Under the Skin. Es una filmografía enigmática
y escabrosa por su contenido ambiguo. Pasa lo mismo con Zona de interés
que un poco antes de su final me hizo remembrar al cierre de 2001: Odisea
del espacio (1968). El personaje de Rudolph sufre una “alucinación” similar
a la que experimentó el doctor Dowman. Ambos fueron presas de un bucle temporal
que tal vez lo hizo contemplar un futuro que contradice sus expectativas y de
paso podría vulnera el sentido de sus existencias. Me pregunto si llegarán a
cuestionar su presente. Pero eso no es lo único Kubrick en Jonathan Glazer.
Este es un director que es estimulante desde lo visual a partir de la exigencia
del encuadre, tal como sucede en Zona de interés, y la propuesta
conceptual, tal como Kubrick lo hizo en tantas de sus películas.
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