Un relato de fondo histórico sobre la utopía de una sociedad próspera. En la primera película en solitario de Ulises Porra, el director español nos traslada al siglo XIX. 1819, en una isla caribeña, un heredero español busca completar una empresa que su padre no logró concluir. Gusanos de seda chinos son la clave para lograr una producción todavía no existente en la zona. Bajo el mismo sol (2025), a pesar de que se contextualiza en una época en que la repartición de tierras ya parece definida, todavía no deja de descubrir a ciertos pioneros y, por ende, una serie de arribistas y luchas por intereses. Como en muchas historias sobre colonizadores, sea de espacios como de ideologías, los sueños van de la mano con un manojo de riesgos. No solo se trata de tener las ganas, la fuerza y el capital, sino también el saber dominar un ecosistema extraño y domar a las criaturas que habitan en ese. Apenas pisa tierra firme, Lázaro (David Castillo) de inmediato reconoce una escena en donde toca ser violento o toca negociar para poder echar a andar su fantasía. Estamos ante un espacio que reconoce leyes civiles o morales ambiguas. En ese sentido, el hacerse camino en esa isla desconocida será para el joven forastero un trayecto lleno de trabas y aprendizajes. Aunque no sea con exactitud una película de aventuras, hay algo de ese tópico en esta historia. Y es que no hay necesidad de moverse tanto para reconocer a piratas, trampas y tempestades en el camino.
jueves, 11 de septiembre de 2025
TIFF 25: Bajo el mismo sol (Centrepiece)
Lázaro,
junto a una criadora de gusanos y un desertor haitiano, comenzará a echar a
andar la fabricación de telares de seda que demanda la iglesia de la localidad,
mientras no deja de estar alerta al posible acoso de ladrones que pertenecieron
a algún regimiento francés. Ya con solo esto, Porra nos descubre un panorama
que acumula una diversidad de brechas. Vemos una diferencia de culturas, razas,
idiomas, una separación social y económica, muy definida todavía en el
decimonónico. A esto se suma la desavenencia moral y el discordante perfil legislativo,
tratándose de un estado parcialmente independiente (Haití ya lo había
conseguido en 1804, mientras que República Dominicana todavía lo conseguiría en
1844), ya que todavía se estructuraba bajo el orden social de una colonia
española. Todas estas separaciones cohabitan dentro de una misma frontera, más
no parecen tener interés en adquirir una integración. El gran conflicto de Bajo
el mismo sol deviene de la no conciencia de ese estado escindido. Vemos así
a un protagonista que comienza a acariciar esa fantasía del pionero, ver progresar
lo inimaginable. Lo cierto es que, en una realidad cargada de egoísmo e
instinto, esto es provisional. La película de Ulises Porra define un universo
de personajes destinados al fracaso. Aquí no reconocemos a una civilización,
sino a una comunidad adaptándose a sus propias necesidades.
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