lunes, 9 de agosto de 2010

14 Festival de Lima: Sección Competencia Ficción: Crónicas Chilangas


Crónicas chilangas es un surtido de situaciones, no de tres, sino de varios personajes que se van enredando en una serie de peripecias para al final, forzosamente, sus tres principales puedan encontrarse.
Esta comedia de enredos, dirigida por Carlos Enderle, es fallida de comienzo a fin. El eje central que intenta mostrar este filme, es presentar a tres personas que sufren obsesiones. Uno cree ser el liberador de una “invasión extraterrestre”, la segunda es una adicta a las revistas pornográficas y el tercero, en realidad, nunca se entiende a qué podría estar obsesionado. Al dinero, a su hija enferma, al pago de sus bienes; sea cual sea, por ninguna perspectiva se puede percibir un rasgo de obsesión en este personaje que además es víctima de varias peripecias.
La fórmula de Enderle es ajena. La cinta intenta aspirar a lo que Quentin Tarantino realiza con un hábil e ingenioso desorden narrativo. Existe humor e ironía (y muchos muertos) dentro de esta película, más nada de eso le sirve al no poseer a los personajes indicados. Estos tres “obsesionados” son débiles en sus rasgos, y además muy “sonados”. Está la imagen de la pareja de ancianos sin ningún centavo encima, que tienen que hacerse cargo de su hija postrada en cama. Sobre los infortunios que debe de pasar para que al final una ayuda divina les “caiga del cielo”.
Un segundo personaje ha visto “la luz”, tal como le pasó a Jules en Pulp fiction. Jairo es un joven que ha escuchado la señal, y esta le deparará un destino. Una voz omnipresente le afirma es el indicado para desenmascarar a los extraterrestres. Lo que se plantea como cómico, resuena a un absurdo. Ocurren una serie de acciones de parte de este personaje que en lugar de causar gracia, reflejan poca motivación en el guión. La otra obsesionada, la que gusta de las revistas XXX, parece tener mejor planteamiento al tema respecto a los otros personajes. Efectivamente tiene una obsesión, y además, hay una lógica y una continuidad de sucesos. Sucesos que luego se ven truncados, cómo si el creativo se hubiese olvidado de su existencia. Veinte minutos antes de finalizar el filme, la película ya había terminado para la “lujuriosa”.
Crónicas chilangas termina siendo una parodia en lugar de una comedia. Los sucesos van pasando y nosotros ya nos hemos enterado del final, claro que pensábamos no se iba a dejar una variedad de cabos sueltos, como el tema de la familia del hijo raptado, los agentes corruptos, la misma obsesiva, cuestiones que parecían ser vitales, pero resultaban ser resortes para que se pueda concluir este filme. La misma obsesión se perdió dejándose abandonada a mitad de camino, eso sí en verdad hubo en algún momento un interés en plantearla.

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