domingo, 1 de abril de 2012

Los juegos del hambre

En un tiempo en que el mundo parece estar al borde de un colapso, una nación se ha visto en la necesidad de comenzar a enderezar dicha situación, la misma que ha ido afectando a las generaciones más prematuras, niños y adolescentes, aquellos que ahora reaccionan mediantes gestas incontrolables de violencia y rebeldía. La solución: anualmente se hará un sorteo al azar de un salón de clase de cualquier colegio, los mismos que serán abandonados a su suerte en medio de una isla baldía y serán parte de una aniquilación mutua en la que solo uno podrá sobrevivir. Los juegos del hambre (2012) es una versión occidentalizada de esta historia de terror lapidaria, en tonos de parodia y escenas de abundante gore. Batalla real (2000), película japonesa dirigida por Kinji Fukasaku, fue antes –incluso  –que  el libro de Suzanne Collins, aquel que describe un mundo apocalíptico donde los menores heredan las culpas de los mayores.

En efecto, nunca Estados Unidos estrenará una película de gran amplitud comercial que trate sobre un grupo de niños que disfrutan de la masacre de otros de su misma generación. Es por esto mismo que Los juegos del hambre se desvía más a la mirada compasiva de un grupo de mozuelos que dudan ante una situación que le son ajena, víctimas de la mala cábala y, obviamente, de sus antepasados que les han heredado una “solución” a tanta guerra y matanza provocada por la continua enemistad que existía entre los 12 Distritos décadas atrás. “Los juegos del hambre” es el combate a muerte entre 28 “tributos”, dos individuos –un hombre y una mujer de entre 12 a 18 años –seleccionados al azar –o de manera voluntaria –por cada distrito. Es el dictamen o juramento del adulto que desea evitar mayores catástrofes a futuro. Razonamiento que sigue de igual forma la película de origen asiático, solo que en su batalla hay niños que han invadido la frontera de la perversión. Son sangrientos e implacables. Es la imagen de la violencia desenfrenada, vista en los noticieros o documentales, aunque con un verdugo distinto y prematuro.

Batalla real no es una gran película, sin embargo desarrolla de forma efectiva una temática central. Lo que es una invocación a la violencia, es más bien una crítica severa hacia esta misma, visto desde una manera absurda, a veces cómica y sarcástica, como por ejemplo lo ha hecho por años el director japonés Takeshi Kitano –quien por cierto es protagonista de este mismo filme –en varias de sus películas. Los juegos del hambre trata sobre este mismo tema y más. La película dirigida por Gary Ross es también una crítica al consumismo mediático, es la simulación de un territorio fragmentado por los prejuicios sociales y económicos, el mundo de la moda ridícula y estrafalaria propio de la vida engañosa y sofisticada, y muchos temas más. Se manifiestan así citados fílmicos como El quinto elemento (1997), El show de Truman (1998) o la clásica novela de ficción 1984, de George Orwell. Existe una gran cantidad de alegorías que saturan a la película de forma que el ambiente deja de ser crítico para ser simplemente desatinado. De pronto la mujer de cara pintada pasa de “bruja mala” a una amiga, el ebrio antipático a lúcido consejero, los mismos personajes principales vuelcan su turbia realidad a una versión de “Romeo y Julieta” cediendo incluso a la popularidad de pantalla.

El problema en Los juegos del hambre no es si posee falta de originalidad o hay una deficiente crudeza del tema. El problema con esta película es el mismo que sucede con casi todas las películas destinadas a liderar el box office. Lo que a inicios parecía ser una película que criticaba los rasgos sociales o morales de un mundo apocalíptico, fue centrándose exclusivamente al género épico y de aventura, sobre una pareja de jóvenes interpretando una historia de amor que tranquilamente pudo haber sido incluida en la saga del mago o de los vampiros adolescentes. Los juegos del hambre posee una trama perturbadora y escalofriante de por sí. Muy a pesar, la dinámica de la película cede por la ruta fácil. Su drama es el cuerpo inerte de un infante y su suspenso es la caída de un nido de insectos. Luego de eso, el personaje de Jennifer Lawrence se la pasa durmiendo en las copas de los árboles. Lo que era un combate agresivo de cuerpo a cuerpo, se convierte en una situación que simula al juego de “tú me simpatizas, tú no”. Los juegos del hambre es deficiente de impotencia o algún sentimiento que provoque ver una segunda parte. Un programa que no valdría la pena verlo en una “segunda temporada” de ser un reality de tv.

2 comentarios:

  1. Es verdad. No lo pudiste decir de una mejor manera. Lo mismo estaba pensando de la pelicula. Es buena, pero no lo suficientemente cruda. Aunque, claro, por estas tierras le han tirado mas cohetes...como consecuencia me he dejado llevar jajaja.
    DEnnis

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  2. Preciso y contundente. Buena Carloncho!


    Tavo

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