En una formidable
secuencia de El espejo (1997), la
pequeña actriz que protagoniza la historia se ha rebelado contra todo el equipo
de filmación y ha decidido abandonar el plató. Como una salida al apuro, el director
decide dejar de lado su trama original para ponerse a seguir a la niña a fin de
convencerla retorne a la película. Este se podría decir que es uno de los
ejemplos más anecdóticos en el cine de Jafar Panahi, en referencia a ese hábito
de que a medida que sucede el relato va generando impases en su trama, convirtiendo
de esta forma sus películas en diestros montajes que por cierto ponen al
descubierto esa demarcación entre su creatividad fílmica y su labor
comprometido. Es sabido que Panahi a lo largo de su carrera ha sido responsable
de una filmografía que duramente ha cuestionado tanto el sistema político como las
costumbres tradicionales en Irán. Esto incluso le costó la censura de una de
sus películas y una posterior pena que hasta el día de hoy le restringe salir
del país, además de realizar cine.
En Taxi (2015) un conductor, protagonizado
por el mismo Panahi, durante su ruta irá recogiendo a una serie de personajes
(los previstos como los imprevistos), siendo estos mismos los que van
fabricando una historia plagada de impases. Nuevamente el cruce de situaciones
será mera excusa para que el director recree una ventana a los comportamientos
sociales y las gestas que aplica a diario la represión política en dicha
nación. Para esto, Panahi genera una dialéctica que vanamente provoca ese
cuestionamiento sobre la disolución del límite que divide a la ficción del
documental. La cámara encubierta, los pasajeros de paso como los que boicotean
al director delatando qué es verdad y qué es ficción, el reencuentro con un amigo
de barrio o la tarea que le ha sido asignada a una sobrina suya. Todo es parte
de un montaje. Jafar Panahi apunta, sin embargo, de que no hay mucha diferencia
entre la ficción de sus películas y la realidad en Irán. Todo escenario, desde un taxi hasta la celda de
una prisión, es un plató.
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