Dos películas de
terror efectivas. Ambas caminando en el mismo género, pero en direcciones
distintas.
Unfriended (2014) o Eliminar amigo
es una película que se aborda desde el punto de vista de un ordenador. Es
decir, la pantalla de cine cede su lugar a la pantalla de una laptop. Es a
través de esta que conoceremos toda la historia, al igual que a sus personajes
y sus conflictos. El director Levan Gabriadze se vale de una dinámica que poco
a poco está siendo cada vez más recurrente en jóvenes directores, y que con el
tiempo, posiblemente, se convierta en un nuevo subgénero de terror, así como
sucedió con el found footage. El
corto argentino Alexia (2013), de
Andrés Borghi, o la también reciente Open Windows (2014), de Nacho Vigalondo, son algunas de las películas que toman
como perspectiva el monitor de una computadora. Si algo ha sabido aprovechar el
género de terror, es el uso de las tecnologías como utensilios de narración. Es
mediante la representación de cámaras, celulares o pantallas multidimensionales,
en donde el horror ha venido hallando sus nuevos espacios para generar el
acecho.
Unfriended relata el encuentro por Skype
de un grupo de amigos que serán acosados desde el internet por una presencia
que se revela así misma como una amiga en común de todos, fallecida tiempo
atrás. El filme de Gabriadze apunta a ser una historia de venganza desde la “ultratumba
informática”. Lo más atractivo del filme tiene que ver con las normas que
implican al tener al ordenador como única perspectiva. La trama, por ejemplo,
manifiesta muchos escenarios, aunque se desenvuelve en uno solo. Son las webcams
que instantáneamente vigilan las habitaciones de cada uno de los personajes.
Está la posibilidad de generar un flashback
sin necesidad de una remembranza. Es apenas un video o una fotografía la que
evoca un pasado. Es además la sucesión de ventanas que se abren una tras otra,
creando un ritmo acelerado de los hechos. A pesar de que el filme genera
ciertos desniveles en su verosimilitud, este no da espacio a cuestión ya que la
historia no pone freno. Como el internet mismo, Unfriended hace que el usuario o víctima distraiga su atención a
una nueva ventana o complicación.
A diferencia de la
anterior, Clown (2014) o El payaso del mal se ajusta a normas más
tradicionales del cine de terror. El filme de Jon Watts apela a manifestar una
trama modesta, que sin la necesidad de recurrir a complejos argumentos va provocando
emociones distintas. La historia inicia con una familia promedio. El padre que
decide darle una sorpresa de cumpleaños a su menor hijo, y que
desafortunadamente termina engatusado a una maldición. La película evoca esa
placidez de los suburbios, de personajes de vidas cotidianas, trabajos que no
odian, familias que no traicionan. Todo es genial y aburrido a la vez. Se
manifiesta entonces la primera ruptura de esa tranquilidad. Un disfraz trae bajo
el brazo un pasado aterrador. Se me viene a la memoria la figura del payaso más
citado en el cine. La de Pennywise de It (1990),
una especie de leyenda urbana que viaja entre el pasado, el presente y los
sueños, cazando niños a quienes tortura en las entrañas de las alcantarillas.
Levemente más sádico, es el mito de este otro payaso.
Clown tiene ese concepto de cuento de terror, sobre cofres malditos y prendas
zurcidas por el mismo Diablo que caen en las manos de personas benevolentes. Lo
que era paz y armonía, se convierte en el drama de un hombre por deshacerse de
un disfraz. A esto le sigue el terror. Los primeros efectos de la metamorfosis se
van manifestando. Es momento de la posesión y el descontrol. Es el lado macabro
de la historia. El origen de la maldición se revela y tal parece que la mala
suerte está echada. El gore aquí es bienvenido
dada las circunstancias, planteado sin exageraciones y lo suficiente para descubrir
al otro “yo” que termina por apoderarse del cuerpo del buen padre. La trama
desde un inicio pueda resultar predecible, sin embargo, siempre queda esa
interrogante ¿el buen padre traicionará a los suyos? ¿Tal vez a su hijo? Es
motivador ver películas de terror en donde los personajes son círculos
familiares, habiendo de esta forma menos riesgos a clichés que traen consigo los
típicos personajes adolescentes, cada uno jugando a protagonizar su
estereotipo.
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