En Juanicas (2015) observamos al cine como
medio de depuración y curación del drama íntimo dentro de un círculo familiar.
El filme inicia con dos mujeres rebuscando las pertenencias de alguien que no
se encuentra en escena. Entre los objetos se observan libros de historietas,
videos pornográficos y registros médicos. Es una antesala a la intimidad
hurgada. Lo que sigue es lo que aconteció ocho años atrás. Una madre y su hija (las
mismas que vimos en el inicio) se reencuentran después de tiempo con Juan, hijo
y hermano de las mencionadas. Se abre de esta forma una historia en donde el
recién llegado, además de ser centro de atención, es el centro de tensiones y
conflictos entre los implicados. La directora Karina García Casanova no hace registro
sobre una enfermedad mental, esto a propósito del mal bipolar que comparten su
madre y hermano. Ella filma con la intención de cuestionar las decisiones y
acciones que sus familiares cercanos provocaron en un pasado y, al parecer,
siguen cosechando, especialmente Juan, en su entonces presente.
A través del relato,
que va saltándose fechas y temporadas, sabremos del declive mental por el que
va pasando Juan, un joven del que se cuenta es hábil e inteligente en sus
momentos de lucidez, mientras que el resto de sus días es hostil y violento. En
paralelo, seremos testigos también de la frustración de la madre e hija. Lo
curioso y más atractivo de Juanicas es
que siendo Juan el “punto de atracción”, poco lo vemos en foco. Su única aparición
fue para cuando su salud era estable. Ya después el lente no vuelve a captarlo
con esa misma claridad. Entonces esa ausencia parcial, irónicamente, hace de su
presencia más enérgica. El documental de García Casanova sabe a filme de terror.
Juan genera ansiedad y temor sin aparecer. Es su misma ausencia la que carcome
pues sabemos es una bombilla a punto de explotar. Todo lo impredecible es arriesgado.
Es por esto mismo que la cámara incluso ha tomado distancia; esta le teme. Sabe
que acercarse a Juan implica estar expuesto al peligro. Al final de Juanicas la directora y hermana le abre
las puertas a la reconciliación, muy a pesar, queda registrado el signo del
miedo por aproximarse a lo que no se pudo controlar.
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