Veo tardíamente el Rastreador de estatuas que se proyectó localmente en el anterior Festival Transcinema. Aquí una crítica.
Rastreador de estatuas (2015) me recuerda a la peruana Reminiscencias (2010). Ambos son documentales funcionando a modo de
un diario. Estos dialogan en base a las dinámicas de la memoria; esta última,
frágil ante el paso del tiempo o a cualquier colapso propio de la naturaleza
humana. En las dos películas hay un discurso de la pesquisa. Son filmes que
recopilan. Los autores se convierten en coleccionistas de información, sea
elemental o secundaria. Es el desvelamiento o la reconstrucción del pasado, en la
cual el cine se convierte en cómplice inmediato. ¿Qué diferencia entonces a una
de la otra? En el filme del peruano Juan Daniel F. Molero este compendio se
circunscribe a un plano personal. Toda la indagación se halla relacionada a un
círculo íntimo y familiar. Caso en el filme del chileno Jerónimo Rodríguez, hay
también una motivación personal; sin embargo, este historial se va relacionando
a “otros” que son aparentemente impropios.
Rastreador de estatuas se inicia a propósito de una coincidencia. La escena de una
película desconocida despierta la memoria y la curiosidad de un joven director.
Lo que sigue es una cadena de búsquedas y despistes, los cuales retrae a este
protagonista a nuevas evocaciones. Rodríguez pone en marcha la excursión de un
personaje intrigado con hallar una estatua. Su memoria no logra observar con
claridad el lugar o la información que, días antes de marcharse de su natal
Chile, su padre le expuso. Es mediante esa premisa personal que el protagonista
va descubriendo nuevas estatuas y, detrás de estas, otras historias. Esto
provoca una reacción en cadena. Como buen detective, este personaje adopta todo
tipo de información que caiga sobre sus manos. Cualquier pista le es
imprescindible.
Desde una visión
antropológica, Rastreador de estatuas
es un filme que hace un reconocimiento al valor histórico y a sus objetos de
preservación, sea desde un video o un mausoleo. Hay, además, una sutil
reflexión en referencia a lo arraigado. Sería erróneo subrayar el tema de la
migración debido a que existe una correspondencia (y no enajenación) entre
sujeto y contexto, esto a pesar de que el personaje es un forastero dentro del
territorio en cuestión. Es el hombre y su naturaleza de adaptación, en este
caso, apropiándose de un imaginario. Desde otra perspectiva; es también la perpetuación
de la herencia, la no negación de los orígenes, sea familiares o de nación. Rastreador de estatuas no solo hace
referencias a registros físicos, sino también los mentales e innatos.
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