Nie Yinniang (Shu Qi)
retorna a Weibo convertida en asesina para cumplir la promesa que le hizo a su maestra;
matar a su primo como muestra de su posición en contra de la tiranía. Hou
Hsiao-Hsien con The assassin (2015) hace
continuidad de su cine referencial, en esta ocasión al género de las artes
marciales. Como toda alusión de parte del director, existe, sin embargo, una
necesidad por gestar dicho reconocimiento bajo su propio estilo. Su película,
en tanto, remarca una contemplación estética con intención de fundar una
historia épica en donde la lucha marcial cumple un protagonismo a segundo
plano. En efecto, The assassin se
sostiene de los estamentos argumentales del wuxia
–llamado así al género de artes marciales asiáticas–. El relato camina sobre mismos
arquetipos; por ejemplo, esa balanza entre la lealtad al amor y la lealtad a los
conceptos. Sin embargo, es el preciosismo la constante que circunscribe el dinamismo
de la acción como el mismo dramatismo de su historia. Entonces lo argumental se
ve sutilmente restringido, mientras que la estética cumple un valor intrínseco.
The assassin por momentos parece depender mucho de su carácter de
abstracción. Eso provoca que la película anímicamente se vea escindida. Tanto los
encuadres abiertos como los planos que encierran a los personajes dentro de un
fragmento de una pieza tradicional nunca dejan de ser atractivos; muy a pesar,
esto cede a un límite de apreciación. La historia de una rivalidad familiar o
la perdurabilidad de un romance no toman una profundidad que termina por
sobrecoger anímicamente y, en su lugar, son los sentidos visuales los que se
ven complacidos. Hou cita un género en razón a un esquema personal, esto a
pesar de que pudiera asimilarse su película como un tributo al género wuxia. The assassin es tal vez un perfil desabrido del director de origen
chino, quien en distintas películas ya había emprendido relatos sobre
personajes migrando de sus conceptos a consecuencia de la temporalidad, la
distancia entre sus tradiciones y nuevas concepciones, aunque no dejando de
provocar una melancolía casi palpable.
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