domingo, 31 de julio de 2016

El buen amigo gigante

Una huérfana, rebelde y solitaria niña cierta madrugada será raptada por un gigante y llevada a la Tierra de los Gigantes. Esa es en síntesis la trama de El buen amigo gigante (2016), lo reciente de Steven Spielberg, quien siempre se siente seducido por los viajes a mundos de fantasía, lugares que inician como una imaginación y más adelante son cristalizados, y en donde vemos a personajes abatidos que observan en esta aventura una oportunidad para romper con su entristecida cotidianeidad. Esto no solo corresponde a la naturaleza de su heroína Sophie, sino también al de su gigante principal. El “enano” BFG ciertamente no será rebelde, pero al igual que la pequeña es un desamparado, tanto por su sociedad y además no tiene familia. Este, adicionalmente, posee una esencia melancólica y huraña pronunciada, haciendo de su personalidad sumisa y pasiva. Esto enternece y lo convierte en el gran atractivo de toda la película.
Su historia original corresponde a uno de los tantos relatos infantiles creados por Roald Dahl, tales como “Charlie y la fábrica de chocolates” y “Matilda”. Spielberg desde hace años se convirtió en un recurrente de la literatura infantil. Tomemos en cuenta además que en varias ocasiones sus protagonistas fueron niños, en donde la presencia adulta es casi nula o esquiva. Los pequeños en sus películas se ven enfrentados a criaturas horrendas. Estos, curiosamente, cobijan un comportamiento sensible o reprimido. De esta forma se desmitifican los estereotipos, como el inofensivo extraterrestre (E.T. el extraterrestre, 1982), el pirata de antecedentes benefactores (Hook, 1991), robots con sentimientos (Inteligencia artificial, 2001) o su gigante vegetariano y amistoso. BFG, bautizado así por Sophie, es la excepción dentro de su actual generación de gigantes. Todos se han convertido en una larga lista de definiciones que se traduce y resume en consumidores de una “dieta de humanos”.
Gran parte de El buen amigo gigante está realizado bajo una tecnología de captura de movimiento, técnica que el director estadounidense también había aplicado para su adaptación de Las aventuras de Tintín (2011). Esta se desarrolló para las escenas de los gigantes. En tanto, otra gran proporción fue sostenida por la tecnología digital, como es en las escenas de la captura y la alquimia de los sueños realizados por BFG. Esta última junto con la correría del gigante de la ciudad a la Tierra de los Gigantes son las secuencias visualmente más logradas. El buen amigo gigante tiene en general un humor delicado e inofensivo como sus mismos personajes. A diferencia de otras realizaciones de Steven Spierlberg, esta historia no precisa se escarbe una interpretación complementaria. La idiomática es netamente infantil; su misma comedia lo es. Se adjunta, sin embargo, ese aliento melancólico que de paso despierta la nostalgia por el idioma de fábula, en donde las resoluciones no tienen que ser cerebrales. La Reina aliada con un viejo gigante, ¿cómo así? Pero dentro de la fantasía planteada se ajusta.

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