Lo mejor de Deepwater Horizon (2016) es el antes del
gran climax. Peter Berg en esta nueva película de sobrevivencia marca el
estado de ansiedad a consecuencia de una negligencia que es "palpable". Más
allá de lo que pueda predecir un ave estrellándose en un helicóptero, es la
lista de pendientes críticos que acontecen en la plataforma marítima las que provocan una severa inquietud
de lo que está pronto a suceder. Berg promueve una bomba de tiempo a punto de
estallar, y lo que desespera es que el azar parece darle la razón a los agentes
del desorden, como el que representa el personaje protagonizado por John
Malkovich, indolente supervisor a cargo y vigilante de la austeridad y demás
intereses de la corporación petrolera. Ya cuando la Divina Providencia no soporta
más la responsabilidad, el colapso de la torre de naipes es catastrófico. Al
final queda el caos, víctimas, la descompensación de los que sobrevivieron,
escándalo e impunidad.
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