Una historia sobre
lazos familiares enmendándose. Un padre y un hijo parecen perfectos
desconocidos. Un trágico acontecimiento los obligará a escapar de los bloques suburbiales
en donde cada uno vivía por su lado; Andrés (Giovanni García) laborando de
lugar en lugar, Pedro (Reggie Reyes) jugando con los otros niños del barrio. La familia (2017) desde un principio
deja en claro que el móvil dramático de la historia es consecuencia del
desamparo, el cual bien pudo haber germinado de cualquiera de los menores que
cohabita en medio de la violencia. El director Gustavo Rondón Córdova revela un
panorama degradado de la Caracas huérfana, la cual comparte mismo perímetro con
una sociedad a la que el infortunio no ha tocado.
En La familia vemos una variedad de “dobles
rostros”: el padre y el hijo, la violencia y la inocencia, la pobreza y la
riqueza. Cada par se repele. En relación a los otros pares, no necesariamente se
corresponden entre sí, aunque sí coexisten. La historia además va minando una
serie de acciones y comportamientos que nos obliga a reflexionar sobre una
problemática coyuntural. La disgregación, el autodestierro, la incertidumbre
ante la persecución. El filme se mueve en base al pánico social y la
restauración fraternal. Es la tensa doble huida del padre e hijo – logradas
secuencias que por momentos recuerda a una escena de la argentina Refugiado (2014) – y el intento de estos
mismos por relacionarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario