Las vacaciones de
verano de una típica familia estadounidense se convierten en una pesadilla tras
la irrupción de un insólito y enigmático antagonista. Nuevamente, Jordan Peele realiza
una película de terror con la intención de promover una crítica social
lapidaria. Lo cierto es que, a diferencia de Get Out (2017), la raíz del problema que se gesta en esta nueva
trama amplía el circuito social al que se cuestiona; eso sí, no dejando en
claro que dicho conflicto, al igual que el racismo, es también una realidad que
ha trascendido y, por tanto, se ha inscrito en una nación. No es un azar que el
filme inicie con el esquema de una madre de familia víctima de las secuelas de
un trauma infantil, esto entendido como un precedente histórico nocivo. Nosotros (2019) parece rezar que no
existe el terror sin secuelas, no existe una realidad crítica sin antecedentes.
Nada es espontáneo, así como tampoco un producto fantástico o consecuente
ilógico. Las “apariciones” tienen una razón.
Adelaide (Lupita
Nyongo'o) es una mujer que por años ha tenido que convivir con un secreto
perturbador. Es la niña que –influenciada por una negligencia paternal– se hizo
adulta y aprendió a cohabitar con su trauma, a reprimirlo y asumirlo como parte
de sí. Es a través de este historial clínico que Peele va cuestionando a la
sociedad estadounidense, criada entre parques de atracciones y fantasías
publicitarias como las que observa la niña al inicio del filme, y a la vez asimila
realidades que rompen con la lógica de la fantasía americana. Al margen de lo
impostado que pueda lucir el retrato de la familia que protagoniza la historia
principal, la propia naturaleza es falsa a propósito del tormento que reserva la
madre de familia. Pueda que su vida esté rodeada de un disfrute vacacional
permanente, sin embargo, ella está convencida que existe algo inusual y
terrorífico allá afuera, esa realidad que contradice la suya y hace de su vida
un retrato hipócrita.
Ya cuando aparezcan los
agentes del caos, Nosotros pondrá en
concepto dicha problemática. Tanto los buenos como los malos de esta película
son una alegoría a la hipocresía de la sociedad estadounidense, que además es
dependiente de los inventos o fantasías sociales. No hay mucha diferencia entre
un padre de familia comprando un yate a precio de ganga y un ente que envidia
la buena suerte de su “otro”. Ambos seres están movidos por la competitividad
capitalista, ésta leída por los enemigos como una igualdad de derechos o
privilegios. ¿Y de qué manera es que intentan reparar dicho conflicto los
intrusos de esta película? Al mejor estilo estadounidense: mediante un acto
simbólico y otro violento. Nosotros,
por momentos, está poseído por su propio discurso. Jordan Peele se siente en la
necesidad de puntualizar su alegoría, gesto por momentos fatigante e incluso
innecesario. Nosotros, así como lo
fue Get Out, es también una película
referencial. Desde La invasión a los
usurpadores de cuerpos (1956) hasta las slasher
que son contenedores de asesinos que están entre lo real y lo fantástico, son
pautas en este filme que en muchos momentos resulta familiar.
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