La película de Gael
García Bernal tarda en manifestar su conflicto. A una larga introducción que
deja en claro el carácter menesteroso que prima tanto en su contexto como en
sus protagonistas, le sigue un lío que podría implicar ser el fin de una larga
cadena de infortunios o la misma horca. Chicuarotes
(2019) narra la historia de dos adolescentes, personajes que tantean entre el
trabajo decente y la delincuencia, trazando una meta muy conocida: salir del
lugar como medio de superación. Ahora, García Bernal no pretende maquillar valores
en sus personajes. Estos no son emprendedores que andan en búsqueda de alguna
redención o enmienda. En su lugar, ellos no dejan de promover más defectos que
degeneran sus motivaciones. Gael García Bernal está interesado en seguir una
tradición pesimista de la urbanidad periférica, y ese mismo deseo lo atrae a un
terreno repetido que no promueve aporte o novedad.
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