miércoles, 2 de septiembre de 2020

3 Frontera Sur: Nona. Si me mojan, yo les quemo (Sección Nacional)

En el 2017, la zona del sur de Chile sufrió una serie de incendios de origen inexplicable. Desde pirómanos hasta fallas en las conexiones eléctricas públicas, fueron los posibles responsables de los mismos, según la opinión general y el de las autoridades. A propósito de esta ola de catástrofes enigmáticas, las películas Un fuego lejano (2019) y Nona. Si me mojan, yo los quemo (2019) encuentran sus trasfondos. Mientras que en la película de Diego Soto los repentinos incendios –además de otros acontecimientos–  dan señas de una comunidad indiferente y hasta apática, en la nueva película de Camila José Donoso también percibimos eso, aunque solo como una muestra de los síntomas de una alusión histórica. Es a propósito de los antecedentes de la protagonista y su inmersión en este estado de caos, por momentos, absurdo, que no dejamos de relacionar dicho pasado del Chile bajo el sometimiento de la Dictadura con el presente. De pronto, los incendios “ocasionados”, no están lejos de una época plagada de autores invisibles y numerosas negligencias.

Tanto la película de Soto como de Donoso coinciden en que el espectador deba de reconocer en estas catástrofes un señalador o indicio de un estado social, sea del pasado o del presente. Los incendios en Un fuego lejano nos permiten entender la poca solidaridad de una comunidad, el ensimismamiento en las rutinas propias, la insistencia de continuar con sus fantasías, a pesar de las evidencias, casi surreales, que proclaman una atención urgente. En tanto, los incendios en Nona. Si me mojan, yo los quemo nos remontan al estado de sitio, casas encendiéndose por las noches, carabineros pidiéndote salgas del auto en plena carretera. Aunque la protagonista no lo relacione oralmente, percibimos que ha comenzado a revivir esa etapa de inquietud producto del disturbio provocado por un agente absoluto. Vemos así a una mujer y una comunidad absorta, viviendo con miedo como en los tiempos de la Dictadura.
Otra coincidencia entre estas dos películas chilenas deviene de sus impresiones documentales, porque, aunque lo aparenten, estamos tratando con discursos ficcionales. Un fuego lejano opta por los colores monocromáticos y el registro rutinario del espacio, impresión y desplazamiento que dan un aire de crónica, conducido además por una voz fuera de campo emitido por un peculiar personaje. Por su lado, Nona. Si me mojan, yo los quemo inserta en varias secuencias una dialéctica de la entrevista reconociendo a la protagonista, en principio, como una presencia a la que se le hace un tributo. En cierto punto, lo es, pero las circunstancias de la zona convierten la presencia de este personaje en parte de la metáfora en donde la relación del sujeto y los acontecimientos del espacio crean una correspondencia entre dos temporalidades. De ahí por qué Camila José Donoso opta por cambiar los formatos y texturas de la imagen, cambia de lo “analógico” a lo digital, el registro fílmico del pasado y del presente se combina, así como la protagonista de un hoy y la que emula su faceta subversiva.

Aquí puedes ver la película gratis: https://bit.ly/3bpRp4a

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