martes, 17 de noviembre de 2020

6 Semana del Cine ULima: Pari

Una pareja de esposos iraníes va a visitar a su hijo a Grecia, pero no hay señal de este. Es así como se emprende la historia de una búsqueda. Ahora, dicho conflicto sería el único foco de esta película de no ser porque desde la primera secuencia hemos percibido otra clase de disputa. Pari (2020) resulta definir una búsqueda que se perfila como desigual. Mientras que el padre prefiere asumir la ausencia del hijo como un acto de rebelión, la madre alerta en la ausencia un peligro. En base a ese juicio, se diferencia qué tan arraigados son los principios tradicionales en el hombre respecto a la mujer iraní. El director Siamak Etemadi crea un abismo de razonamientos entre la pareja de esposos a propósito de las normativas culturales que priman en su país. Al margen de la desaparición del hijo, la obstinación del padre, quien no deja de pensar en base a sus juicios conservadores, se convierte también en otro conflicto, una traba que ciertamente comienza a atrasar la búsqueda.

La paradoja es que, a pesar de que Pari desde el principio de la película ha sido víctima de una serie de complejos que devienen de su condición de mujer vistiendo un hiyab en un país europeo, ella es consciente que las dinámicas conservadoras de Irán son inconsecuentes dentro de ese territorio poco tradicional, el cual exige además de un juicio dispuesto a reconocer dichos parámetros. Es consecuencia de esto que Pari manifiesta una dificultad menor para desenvolverse en este ámbito ajeno a su país natal. En tanto, su esposo se percibe desorientado. Su solo desconocimiento del idioma inglés ya se convierte en una barrera, pero es su obstinación por preservar su tradición lo que resulta ser su verdadera camisa de fuerza. Si asumimos este derrotero de búsqueda como si se tratase de un filme policial; el hombre sería equivalente al detective que solo atiende a las huellas que se ajustan a los antecedentes del investigado, mientras que Pari es la detective abierta a cualquier evidencia o posibilidad que pueda llevarlo al extraviado. Dicho esto; los procederes de cada uno mide la posibilidad de sobrevivencia de estos dentro del ámbito ajeno.

En cierto punto de la trama, Pari definirá al hombre fracasando dentro de esta sociedad, mientras vemos a la mujer sobreviviendo a la misma. Entonces inicia la segunda parte de la historia y además la más interesante. La búsqueda de Pari a su hijo se convierte para ella en un trayecto de descubrimientos personales. Su disposición de persona abierta a las posibilidades la ha comenzado a llevar a una deriva de rituales sociales que, además de ignorar su existencia, contrastan abismalmente con el universo cultural al que estaba habituada. Pero lo curioso de todo esto es que por momentos ese rumbo obedece a un llamado casi místico. De pronto, secuencias de esta búsqueda que no cesa, a pesar de las pocas posibilidades de éxito de encontrar al hijo, reconocen a Pari como presa de una epifanía. Sus pasos lucen dominados por el presagio que, ciertamente, le disponen un camino acertado. Nuevas huellas comienzan a dar señas del tránsito de su hijo.

Por un lado, Pari es el descubrimiento individual de un sujeto abriéndose a una cultura distinta. Esto, a su vez, implica a un estado de emancipación respecto a lo tradicional o conservador. Por otro lado, es la historia de una madre recogiendo los pasos de su hijo de una forma particular. Si bien el tránsito de Pari fue el de su hijo, los padecimientos que sufrirá la madre fueron también los que experimentó su primogénito. Siamak Etemadi hace relato de una mujer emulando los (des)encuentros e impresiones de su ser querido, además de manifestar los efectos que implica esa embestida cultural. La madre del principio no es la misma que la del final. Se declara en ese trayecto un cambio físico, pero sobretodo mental. “Tú hijo parecía loco”; es una frase que oye constantemente la mujer. Lo cierto es que aquí la locura se traduce como un efecto del golpe cultural, uno que, por cierto, no hace más que desplegar el lado desencantado de la cultura occidental. Si bien Pari y su hijo han encontrado su emancipación en dicho contexto, se han expuesto también al lado pernicioso de una sociedad. Su tránsito ha ido camino al extravío y la degradación. Muy simbólico en dónde es que “termina” ese trayecto. El mar es la ruta a la deriva por excelencia, bien hacia una búsqueda de la consumación o la redención.

Mira la película gratis aquí (entradas limitadas): https://bit.ly/2IOEwXf

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