sábado, 14 de noviembre de 2020

6 Semana del Cine ULima: Sembrar el viento

El retorno de Nica (Yle Vianello) a su lugar natal es equivalente a un acto de lealtad hacia las posesiones y deseos de la abuela materna. La vuelta de la joven estudiante de agronomía luego de tres años de ausencia es consecuencia de un pendiente que tiempo atrás posiblemente no podía cumplir, pero que actualmente es apta. Semina il vento (2020) relata la historia de una nieta reclamando por la preservación de los dominios de la fallecida abuela. La película de Danilo Caputo se destina a emular un conflicto que tiempo atrás se había dado, dando signos de que este mismo peligro es renovable y genera un asalto constante. Los terrenos de olivos al cuidado de los padres de Fica están muriendo producto de una plaga. En tanto, las deudas agobian a los cuidadores lo que complica la mantención de dicha parcela de tierra. Es decir; la conservación de estos árboles depende de la solución de dos problemáticas de distinta índole. Fica tomará las riendas para reparar uno ello, sin embargo, sus aptitudes se verán mermadas cuando se trata de repelar ese otro frente de batalla que luce igual de agresivo y demandante.

En principio, Semina il vento luce atractiva a propósito de la obstinación de la joven protagonista. Se podría decir que es el combate entre ella versus el resto del mundo. Caputo parece inspirarse en una clásica premisa western: una heroína hace una lucha solitaria en virtud de hacer honor a su linaje. Lo curioso es que, a diferencia del escenario de indios y pistoleros, este espacio reprime a las luchas aisladas mediante una hostilidad particular. Desde los bichos hasta las bolsas de basura contaminando el terreno abandonado, así como la misma necedad de los padres de Fica por subestimar el valor sentimental del espacio en riesgo y reconocerlo únicamente como valor lucrativo. Mucho de lo que se presenta como un problema se trasluce como un síntoma normalizado. La vida rural en agonía parece ser la nueva tradición. Es lo que se percibe a partir de este caso. Los padres de Fica son ejemplo de criadores desencantados con el espacio rural, ahogados por las deudas, dispuestos a pervertir esa tradición en razón de sobrevivir.
Fica es el contraste de los padres. Su presencia es resistencia ante una corriente que parece irreversible. El hecho es que su reacción luce tardía. El enemigo ya se ha diseminado en todo el perímetro, lo que complica su disputa. A propósito, es que se sugiere ese segundo atractivo del filme. Semina il vento, a partir de la plaga que sufre un olivar, recrea otra infestación de naturaleza social y económica. A medida que vamos siendo testigos de los experimentos que va realizando la joven agrónoma para poner fin a la plaga, nos vamos percatando que los terrenos rurales se han convertido en bases de contaminación propiciadas por corporaciones ajenas al circuito agrónomo. Es una plaga en un nivel superior. Pero Danilo Caputo observa con optimismo esa defensa ecológica, aquella que va de la mano con el aferramiento por lo tradicional, creándose un lazo entre lo puramente providencial y lo místico. Tal parece que hay una resistencia que está llegando de lo intangible, esa fuerza que percibe Fica cada que se acerca y toca la naturaleza, y que la estimula a continuar una batalla de trayectoria cíclica.

Mira la película gratis aquí (entradas limitadas): https://bit.ly/2K18gjU

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