miércoles, 8 de septiembre de 2021

5 MUTA: Latinoamérica 1

Hasta el 12 de setiembre podrá accederse a cualquier parte del mundo el programa de la quinta edición de MUTA - Festival Internacional de Apropiación Audiovisual desde su página web.

Los cortos que componen el bloque “Latinoamérica 1” gravitan entorno a la memoria. Esta se convierte en el punto inicial para crear sus discursos, búsquedas u homenajes. En un primer segmento, tenemos películas que nacieron de memorias recobradas; el recojo de grabaciones fílmicas y cartas. El acto de ese olvido gesta en los autores un ánimo del rescate. Ese efecto de la apropiación de lo ajeno a su vez invita a una reflexión en referencia a la devaluación de la memoria, lo que pondría en riesgo la posibilidad de un futuro que olvidará su presente, tales como hechos trágicos e imprescindibles que citan Enciclopedia catálogo (2020) y Desvío (2020). A propósito del presente, y su eterna dialéctica con el pasado, Estratos (2020) y Virus (2020) coinciden en rescatar una memoria que parece predecir los efectos de la actual pandemia. Sendos casos, manuscritos revelan cómo los comportamientos humanos, sea desde una lectura arquitectónica urbana o una rutina marital, a veces estimulan un efecto patógeno, alientan la insanidad, exponen la inestabilidad física y hasta mental, cuando más bien deberían de impulsar la preservación y el bienestar común. Un especial acercamiento a Virus, corto de Emi Castañeda, que de paso despliega un síntoma sustancial cuando se trata de una fuente olvidada. La historia es a veces irrecuperable. Entonces nos convertimos en parte de un misterio.

Virus (Emi Castañeda, 2020)

Retornando a esa retórica de temporalidades que la memoria provoca. ¿Qué tanto han cambiado las cosas entre el pasado y el presente? ¿Hemos superado nuestros traumas? ¿Seguimos arrastrando mismos prejuicios o fantasmas políticos o sociales? Atortdoado, Eu Permaneco Atento (Henrique Amud, 2020), además de hacer un homenaje a Dermi Azevedo, el testimonio de este periodista que sufrió la persecución de la antigua Dictadura militar nos da prueba de una agresión vigente cuando se la atiende desde la actual coyuntura del régimen de Jair Bolsonaro. La memoria es una fuente que nos obliga a repensar el presente, sea política como ideológicamente. La cuarta plantación (2020), de Azucena Losana, es un buen ejemplo del espectador persuadido a mirar con un punto de vista exótico o crítico una realidad que luce chillona y postergada. El rescate de un material promocional de turismo mexicano es la observación a los pensamientos o rutinas que en un pasado fueron parte de un sentimiento no solo habitual, sino que además evocaba utopía. Era el sueño del colonizador y la cristalización de un territorio adiestrado y que, a su modo de ver, era el Edén de todo subyugado.
La cuarta plantación (Azucena Losana, 2020)
En La confesión (2020) y Carta de Paula (2021), los testimonios son más bien desde el presente, en tanto, la memoria registrada en audios, videos, escritos o fotografías se ubican en un segundo plano. En ambos casos, es como si la memoria o pasado de adultos que un día fueron niños, que vacacionaron y juegan entre la naturaleza explorada en un viaje familiar, persuadieran al espectador a crear un vínculo humano, un lazo de comprensión o empatía ante la demanda de la aceptación de una identidad homosexual o una liberación de cargos que un Estado opresar ejecutó injustamente a muchos jóvenes chilenos durante la revuelta del 2019. Por último, están ejemplos más personales. En La muerte y yo (2020), la directora Carmen Vázquez Uriol simula un recuerdo para exponer un pronunciamiento poético que define un entendimiento personal e interior sobre el vínculo inminente entre la existencia humana y la muerte. Por su lado, Capilla del diablo (2020) es un recuerdo al bisabuelo. Nicolás de Bortoli se apropia de registros pertenecientes a una capilla construida por su antepasado, además de grabaciones que aluden al imaginario de los migrantes del Viejo continente a América, antecedente que compartía el bisabuelo. El director le otorga un ambiente y textura fantasmal a su cortometraje que tiene como premisa a ese familiar que se enclaustró por tres años para edificar un escenario infernal en los interiores de una iglesia. Es la alusión a un viaje optimista con un final trágico, el esquema de un individuo, o una generación, que cayó a manos de la frustración y la locura. Un tratamiento inquietante.
Capilla del diablo (Nicolás de Bortoli, 2020)

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