martes, 9 de agosto de 2022

26 Festival de Lima: A Chiara (Aclamadas)

Cierre de la trilogía de relatos situados en las inmediaciones de Calabria. Con su reciente entrega, Jonas Carpignano no solo reafirma su intención de crear historias sobre personajes relacionándose a fuerza, o por costumbre, con una criminalidad que supura dentro de esa región ubicada al sur de Italia, sino que además deja en claro que la trascendencia de este mundo delictivo responde a una escala de bloques que independientemente están en continua renovación. En Mediterranea (2015), una comunidad africana migrante es presa de una red de corrupción producto de la necesidad de sobrevivir. En A Ciambra (2017), una barriada ocupada por una comunidad gitana es foco de la delincuencia. En tanto, en A Chiara (2021), una familia de clase media se ve vinculada con una red de negocio turbio. En los tres casos, sus respectivos protagonistas están expuestos a un sistema corrupto normalizado que siempre está gestando nuevos adeptos. En ese sentido, vemos el trayecto de personas cándidas aprendiendo de las malas costumbres y desaprendiendo sus valores humanos. Carpignano propone que el entorno y las circunstancias, hasta cierto punto, ponen a sus personajes en medio de una encrucijada a la que habitualmente los persuade a derivarse a la ruta lucrativa, aunque nociva.

Luego de la desaparición de su padre, Chiara (Swamy Rotolo) comienza a hacer preguntas a su familia a fin de confirmar si son ciertos esos rumores que dicen de su progenitor. A Chiara no narra el desmoronamiento de una familia ante la fuga de su patriarca. En su lugar, la película presta atención únicamente a la reacción de la hija que siempre ignoró la naturaleza del negocio familiar. Es una vía crucis en solitario, pero que hasta cierto punto comienza a liberarse de ese padecimiento y luego se torna en una ruta de aprendizaje. A medida que va averiguando y ratificando más, la adolescente va despertando un perfil oscuro. Es como si el vínculo familiar -o específicamente el paternal- la jalara al terreno del cinismo y la negligencia. Aunque no haya una instrucción literal, aquí vemos cómo los menores comienzan a repetir lo que hacen los mayores. Eso ya sucedió en A Ciambra, y de una forma distinta en Mediterranea. Entendamos “menor” como un sujeto pasivo. Las figuras migrantes o ajenas al territorio calabrés son equivalentes a niños que los nativos deciden adiestrar para su conveniencia. Es así cómo se renuevan las escalas criminales. La interacción entre los bloques, obviamente, es también otra forma de mantenerlas vivas. En Mediterranea, su protagonista va emergiendo en la estructura delincuencial. En A Ciambra regresa, pero en calidad de herramienta reemplazable. Siguiendo la secuencia, A Chiara reconoce el territorio de “La ciambra” como lugar para poner en marcha un negocio inventado por un crimen organizado.
En una secuencia, el padre de Chiara confiesa que él no es el jefe y que hay alguien superior dando instrucciones. Dicho esto, siempre hay un nivel criminal por encima de otro. Más razones para comprender por qué este panorama es de no acabar. Aparte que se renueva, existe algo supremo que es invisible y, por tanto, indestructible. Mientras que ese maestro de orquesta exista, ¿el sistema no caerá? No, necesariamente. Está también otro problema indesligable al contexto, ese eterno pensar de seguir las tradiciones. Son muchos los directores que han asociado al imaginario italiano con una lista de “seguir la tradición”. La transgresión al sistema podría ser otro modo para escapar del circuito e irrumpir ligeramente su renovación. A Chiara resulta ser más optimista que sus anteriores; muy a pesar, no deja de ser agridulce. Conmovedora la secuencia final. Pesa romper con la tradición. Jonas Carpignano realiza un coming-of-age en donde una hija tendrá que confrontar a su padre, ese sujeto que representa su modelo a seguir. Dramática escena de ambientación crepuscular y tonos western es el reencuentro entre el padre y la hija. Se avista además una situación casi paradójica. ¿Es un reencuentro feliz o triste? ¿Qué ve Chiara? ¿Es amigo o un enemigo? Es también una situación de un conflicto edípico. ¿Seguir haciéndole culto al Nombre del padre o afrontar su caída inminente?

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