Aquí una pitón es introducida en calidad de metáfora. El verla transitando por ese enorme recinto es signo de un peligro mortal para los pocos que todavía merodean por la central nuclear de Ignalia. Si bien esta planta situada en Lituania ha cerrado muchos años atrás, todavía sigue viva a propósito de los reactivos o desechos nucleares imposibles de destruirse, sino hasta un millón de años promedio, tiempo en que ya no representaría un peligro para cualquier ser viviente. ¿Cómo entonces apartar a la vida de todo este material nocivo? Ciertamente, Ignalia es una suerte de reptil habitando en nuestro ecosistema, el cual cambia de piel una y otra vez y resulta inagotable, siempre regenerándose y, por tanto, siempre peligroso. Pasarán los años, morirán generaciones, se desarrollarán nuevas tecnologías; sin embargo, ese mal todavía seguirá vivo. Burial (2022), de la directora Emilija Skarnulyte, pone en conocimiento la difícil tarea de científicos dispuestos a enterrar a esta bestia, lo suficientemente profundo y de la manera más segura como para que la humanidad no la vaya a excavar en un futuro. Es una premisa muy angustiante. Este conflicto no solo ataña al presente, sino también al futuro y, quien sabe, pondría en riesgo el destino de la humanidad. Es un tema muy serio que no deja de suscitar un perfil funesto.
viernes, 14 de octubre de 2022
3 Lima Alterna: Burial (Competencia Internacional)
A propósito, es que Skarnulyte, a
medida que nos va dando datos sobre esta situación, contempla las inmediaciones
de esta central nuclear al paso de un cortejo fúnebre. Es una mirada
parsimoniosa como un paseo a un museo, y no de los que nos hacen más sabio
fruto de la experiencia, sino los que nos recuerdan a la muerte, a lo caduco o
eso que su rebrote podría provocar un exterminio. Es casi una película de
terror. A pesar de que este documental también nos informa de que ya se está
obrando una “solución”, esta se percibe lejana o hasta imposible. Eso,
definitivamente, genera un sentimiento de postergación. No lo menciona, pero se
infiere: estaremos muertos, pero todavía los deshechos nucleares estarán ahí. Trágico,
pero es la realidad. Es lo que, por ejemplo, nos restriega Into Eternity
(2010), un estupendo documental realizado por Michael Madsen, quien más bien
atiende a un almacén nuclear en Finlandia. El plan que se quiere hacer en
Ignalia, en Onkalo ya es una realidad; muy a pesar, no por eso el director no
deja de mencionarnos diversos “pero” que suscitan. ¿Es suficiente concreto para
encerrar todos esos deshechos?, ¿Y si una civilización futura descubre este
almacén?, ¿Y si hay una guerra y un misil impacta contra este almacén? Son
preguntas que angustian. Into Eternity es un estupendo complemento a Burial.
Es como la segunda parte de la película de terror, y como sucede con algunas segundas
partes, es mejor y más terrorífica que la primera.
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