Una película con historias que resultan inacabables, en un buen sentido. Nanni Moretti ingresa en la intimidad de tres familias y descubre una diversidad de conflictos. En principio, Tres pisos (2021) parece ser un filme de historias cruzadas, sin embargo, a pesar de que los habitantes de cada nivel comparten un mismo edificio, el director italiano los observa de manera independiente. Esto incluso recae en la naturaleza de sus conflictos. Cada uno manifiesta una sensibilidad y deriva distinta. Si bien el drama es una pauta en las tres historias, cada una tiene un nivel dramático distinto de la otra. Podría decirse que la historia del hijo conflictivo es la más cercana a un drama puro, mientras que los otros tienen instantes de extravagancia o hasta humor involuntario. Si comparten algo adicional es que asumen una ruta impredecible y además sus problemas parten con personajes accionando con negligencia hacia sus propias familias. Una madre que incentiva la mal crianza, un esposo que refuerza la soledad de su esposa, y un padre atormentado por sus prejuicios. Tenemos a personas que tienen una nube en los ojos. Son incapaces de ser consecuentes o conscientes de sus acciones. No hay autocrítica. ¿Se diría entonces que lo siguiente es enderezarse? Pues no son los casos.
jueves, 3 de noviembre de 2022
8 Semana del Cine ULima: Tres pisos
Además de los conflictos, las
resoluciones de cada historia asumen trayectos distintos. Uno tendrá un happy
ending, otro manifestará un asunto irreparable, y el tercero será de final
abierto. ¿Cuál es cuál? Eso no interesa. Sin ánimo de apuntar en cada historia,
a modo general, Moretti crea situaciones cotidianas que van acumulando
frustración y estrés. Ahora que lo pienso, las tres historias tienen en común
también que en algún momento convergen en una situación jurídica. No
necesariamente terminan frente a un jurado, sino que sus protagonistas en
cierto punto o deben juzgar o ser juzgados. Eso implica a su vez que tenemos
historias en donde la reflexión ética es constante. El espectador estará
expuesto de paso a cuestionar a los protagonistas. Es ahí cuando Moretti se
divierte. Sus conflictos suceden de tal manera que genera juicios anticipados.
Es como si el director nos diera a entender que todos estamos hechos de
prejuicios. Eso es lo atractivo de Tres pisos. Se tiene un concepto de
tal o cual personaje, y luego esa idea se pone en duda, capaz se derrumba, después
se renueva, discutimos con un protagonista y luego podremos estar en paz con
ese mismo. Finalmente, cada uno tiene sus momentos brillantes. Un cuervo, luces
que se apagan, comparsas de fandango, tarritos de miel que llegan por correo.
Nanni Moretti crea un abanico de sentimientos y curiosidades estimulantes.
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