Ethan está de regreso y no decepcionará al público. ¿O tal vez quiera decir Tom Cruise? Porque a diferencia de los protagonistas de otras franquicias, el público de Misión: Imposible quiere ver al actor y no al personaje. Sí quieren ver a Obi-Wan, a la máscara de Scream aka Ghostface, a Indiana Jones por muy envejecido que esté. No quieren ver a sus actores, quieren ver a las leyendas de ficción. ¿En serio existe alguien que quiera ver las nuevas y locas aventuras de Ethan? No, muéstrenme a Tom Cruise, uno de los pocos actores que hace de su propio doble de acrobacia, una prueba de que la fantasía que Hollywood construyó en base a su personalidad y físico todavía está vigente. Y claro que lo está, no solo cuando se lanza desde un edificio y recién a la mitad de su trayecto activa el paracaídas, sino también cuando está “fuera de la ficción” promocionando su próxima película. No es presumir sobre sí mismo, es ofrecer entretenimiento, eso que hizo que el cine se reconozca como industria. El tipo sonríe y promociona la película, y no a él, sino a sí como parte de un producto fílmico que solo puede funcionar junto a todo un equipo, los escenarios, la producción, etc. Nunca habla de Ethan hará esto o Maverick —su personaje de Top Gun— hará lo otro. Él te vende emociones. El tipo es un gurú del marketing y no una mera creación del star-system o personalidad que se conforma con pararse en donde le digan que se pare.
miércoles, 12 de julio de 2023
Tom Cruise en Misión: Imposible: Sentencia Mortal – Parte uno
A este punto se habrán dado
cuenta que Tom Cruise es equivalente a un coach de emprendimiento. Él
toma la iniciativa. Sabe que tiene un buen producto — “Tom Cruise y una nueva
película”—, pero quiere más, quiere asegurarse de que estés en el cine y no
esperes a que la película salga en alguna plataforma digital o esté lista para
ser descargada en algún lugar (sabes de lo que te hablo). Benditos sean los que
se comprometen a mantener vivo al cine en la pantalla grande. Y esto es un
compromiso que al parecer el mismo actor ha hecho un pacto personal. ¿Por qué
Cruise no protagoniza otro personaje como el que se ve en Rain Man (1988)
o Magnolia (1999)? Son películas que no tendrías remordimiento de ver en
tu casa. Algo que no sucede con Oblivion (2013) o algún Jack Reacher.
Sabes que habrá secuencias increíbles que vale la pena escuchar y ver en la
sala oscura, especialmente luego de que la voz del actor e hipnotizador se ha
metido en tu cabeza diciendo: “Sí, soy yo. Tom Cruise”. Ahora recién se le
ocurrió la estrategia de explotar su “me verán haciendo esto o lo otro”. Uno
dice: Jackie Chan ha gestado más material de riesgo que Cruise. Pero no es
Cruise. Nunca se ha visto a Chan haciendo el rol de maestro de ceremonias o
vendedor de productos de alto costo. Eso se llama expandir en tu vida el rol
del actor. Tengo en fresco The Prestige (2006), de Christopher Nolan.
Esta película sobre dos magos que compiten entre sí. Los dos quieren ser el
mejor. Se boicotean entre sí. Y es el personaje de Christian Bale el más
cautivador, porque el tipo “actúa” incluso cuando no debería de actuar. Nunca abandona
su rol de actor —porque en eso consiste ser un mago—. Ese es Cruise. Es él en
las películas, en sus entrevistas y los making of, y lo entrañable es
que no tiene que boicotear a nadie para atraer al público. “Vayan a ver Barbie
y Oppenheimer”; dice. Y algunos irán a verlas solo porque Cruise lo
dijo.
Pero vamos a Tom Cruise en Misión:
Imposible: Sentencia Mortal – Parte uno (2023). Una vez más, Ethan, interpretado
por Tom Cruise, tendrá que hacer “lo imposible” para quedar bien con sus jefes.
La trama de esta nueva secuela se basa en una plantilla argumental ya conocida
y usada por la franquicia. A ver si te acuerdas, en Misión: Imposible 3
(2006), varios quieren tener un arma: la pata de conejo. No tienes la mínima
idea qué es la pata de conejo, pero de que es muy valiosa y peligrosa lo es.
Ethan tiene que buscarla. Es una búsqueda a contrarreloj respaldada por su
equipo, pero hay un enemigo, uno muy memorable —protagonizado por Philip Seymour
Hoffman—, luego está el jefe diciendo “¿Ya, y la pata de conejo? ¡La quiero
para ayer!”, y hay traidores, infiltrados o como quieras llamarlos, muchos
intereses políticos y económicos que “son por el bien del universo”. Bueno,
pues ya está. Esta es la trama de la reciente M:I, solo que aquí el
artilugio o arma tiene que ver con una “bomba de tiempo” que resultará familiar
para nuestra coyuntura. Algo de naturaleza compleja y que muy pocos entienden, aunque
sabes que es un tremendo invento, pero demasiado peligroso, así que más le vale
a Ethan hacerse de él y pensar muy bien a quién se lo extiende. Ahora, se
preguntarán: ¿Y por qué ver algo similar o repetido? Y sí, en cierta forma lo
es. Similares escenarios de la vieja/moderna Europa, la exótica África o Asia —que
capaz se rodó en Texas o Colorado—, mismas persecuciones, escapes y trucos del
mago Ethan. ¿Por qué verla? Pues porque Tom Cruise dice que vayan y porque él
estará ahí.
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