En The Age of Innocence (1993), Michelle Pfeiffer interpreta a una condesa que llega a la ciudad de New York allá por finales del siglo XIX. Dada su condición de mujer separada, además de ser poseedora de pensamientos liberales que trae del continente europeo, chocará con las tradiciones de la alta sociedad neoyorquina al punto de convertirse en una proscrita dentro de esa localidad. Son varias las películas de Martin Scorsese que relatan historias del chico o la chica nueva ingresando a un barrio que funciona y, por tanto, trasciende en razón a la obediencia de sus normativas. En ese sentido, ese sujeto extraño tendrá que tomar uno de dos caminos: atenerse a las reglas de la casa o sufrir las consecuencias. Desde el punto de vista de Scorsese, toda comunidad a vista de un extranjero es una mafia. Los ejemplos más evidentes. En Goodfellas (1990), el pequeño irlandés Henry Hill quiere ingresar a la comunidad de mafiosos italoamericanos y para ello tendrá que pasar por una serie de pruebas. En Gangs of New York (2002), un hombre retorna luego de muchos años a New York y deberá “volver a empezar” para reacondicionarse a los muchos cambios que sufrió la ciudad. Por su parte, en Casino (1995), un impetuoso individuo llega a Las Vegas e impondrá sus normas a fin de ingresar al mundo de las apuestas. Ejemplos menos evidentes. En The Color of Money (1986), Tom Cruise es un talentoso jugador de billar que será instruido por el veterano Paul Newman a aprender los códigos de juego en el escenario de las ligas mayores. En New York, New York (1977), una cantante y un saxofonista de poca monta desean ingresar al duro mundo de la industria musical. En Silencio, dos jesuitas llegan a la inquisidora Japón del siglo XVII en busca de un mentor y continuar la misión.
Scorsese es ducho para describir cómo trabaja una industria del crimen. El director presenta a sus ejecutores, sus procedimientos, la mascarada a la que asisten con el fin de mantenerse entre las sombras a pesar de que siempre le cae a alguno de sus miembros luz sobre el rostro. Scorsese gusta de los perfiles criminales imperfectos, sinvergüenzas, a veces abusando de su torpeza. “¡Qué pasa contigo!”; es una frase que De Niro repite en Goodfellas para cuando uno de sus empleados mete la pata. Es un momento hilarante ante el desborde de negligencia. El personaje de De Niro en Killers of the Flower Moon también tendrá varios instantes en que tendrá que resondrar a sus peones. Es un gag de Scorsese que alguien cometa una infracción y De Niro llamándole la atención en su condición de líder que se esfuerza por hacerle recordar a sus seguidores las normas del vecindario. De Niro ha jugado ese rol varias veces estando a la orden de Scorsese, incluyendo en la última película del director. Por ejemplo, el De Niro de Goodfellas es el de Killers of the Flower Moon salvo por un detalle que tiene que ver con el contexto. De Niro es una suerte de ídolo supremo en el escenario western, y no en Goodfellas. El omnipotente de esa película era el personaje de Paul Sorvino, llamado Paul Cicero. De Niro en Killers of the Flower Moon es una aproximación de Paul Cicero, y digo “aproximación” porque en un entorno tan poco supervisado por la ley estatal no vale la pena ser muy serio o exigente frente a la ineptitud de sus subordinados.
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