Se me viene a la mente Close (2022), otra producción belga que también narra la historia de dos pequeños amigos siendo asediados por los prejuicios. En el caso de la película de Lukas Dhont, su conflicto deriva a una circunstancia trágica, la cual será resuelta mediante un estado dramático que invita a la autocrítica, la búsqueda de una reivindicación moral que logre reparar a los afectados y a uno mismo. Por su parte, Young Hearts (2024), de Anthony Schatteman, decide derivar su conflicto a un dilema melodramático. Elías (Lou Goossens) se ha enamorado de su vecino, un niño de su misma edad y sexo. Es a partir de ello que veremos a un personaje lidiando con lo que desea y con la preservación de su imagen pública. Es un similar debate que suscita en el protagonista de Close. Ambas películas parecen estar de acuerdo que los complejos de los menores están orientados por los complejos dictados por la sociedad. Vemos así a niños anticipándose u huyendo de lo que podría censurarlos públicamente, negando su vínculo con sus respectivos compañeros, los estigmatizados, a fin de liberarse de la vergüenza. El hecho es que ambos también experimentarán una culpa interna como saldo de esa decisión de la que nunca estuvieron de acuerdo. Las consecuencias en Close serán tristes, mientras que en Young Hearts hay más bien señas que anticipan mucho optimismo.
sábado, 17 de febrero de 2024
74 Berlinale: Young Hearts (Generation KPlus)
A
primera vista, la película de Schatteman parece ser una historia de amor. Nada
de eso. Esta una historia sobre el debate interno. Aquí lo romántico será
frecuentemente bloqueado por los fantasmas sociales. En gran parte de la
película, Elías será presa de los prejuicios sembrados en su cabeza. Curiosamente,
mucho de ese miedo deviene de sus expectativas, el “qué pensarán si…”. En
efecto, está también el prejuicio colectivo que viene a forma del bullying,
pero este es mínimo respecto a toda la tortura mental que se infringe Elías. Él
mismo es su verdugo. Así como Close, este relato nos enseña que la
sociedad nos ha enseñado a castigarnos cuando sabemos que estamos haciendo algo
“prohibido”, eso que luce extraño frente a las convenciones sociales, caso la
homosexualidad o cualquier acto que posea un rastro de cursilería. A propósito,
se asoma otro conflicto, uno menor, pero que no deja de ser complementario e
igual de importante atender. El padre de Elías es un compositor y cantante de
un tipo de música que hace sonrojar al niño y a su hermano mayor, alguien que
de hecho ya se reveló contra esa “ofensa familiar”. Entonces, tenemos esta
historia de un menor avergonzado con su padre, individuo catalogado como
alguien socialmente extraño. El menor aprenderá del mayor a desquitarse con el
padre en lugar de cuestionar sus prejuicios. Ese es un ruido que me deja Young
Hearts, película que corrige de manera parcial las malas lecciones
sociales.
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