La nueva película de Boris Lojkine se empalma con Hope (2014). Su ópera prima fue una de las obras cinematográficas que inauguró una nueva mirada realista al dramático tránsito de las comunidades africanas rumbo a Europa mediante una vía ilegal y hostil. Era un viaje de supervivencia adoptando un registro del cinema verité, un tour de force que empoderaba la obstinación de sus protagonistas por alcanzar una meta tal vez idealizada. L’histoire de Souleymane (2024) es una extensión al drama de la comunidad migrante, la cual descubre en la “meta” otra odisea, aunque también con ciertos gestos de aliento. Souleymane (Abou Sangare) cuenta con un par de días para memorizarse una biografía que no le pertenece, fuente que podría servirle de sustento para ser aceptado como un refugiado en la nación francesa. Pienso en el cine de los hermanos Dardenne. El estilo narrativo, además del argumento, infieren un trayecto a contrarreloj. El protagonista tiene mucha presión sobre los hombros. Mientras que repasa mentalmente el guion de su falsa biografía, tiene que lidiar con el tránsito parisino y la impredecible reacción de la gente que conoce como repartidor a delivery, labor que desempeña para un explotador que no le reconoce su paga desde hace días, ello a pesar de que urge del dinero para cancelar al asesor que le está ayudando con su próxima cita en el OFPRA (Oficina Francesa de Protección a los Refugiados y Apátridas). A esto suma el ritmo que implica vivir en un albergue y los dramas personales que dejó en su natal Guinea. Estamos hablando de una exigencia física como mental.
domingo, 19 de mayo de 2024
Cannes 2024: The Story of Souleymane (Un Certain Regard)
Ahora,
Souleymane, a diferencia de los personajes de los Dardenne, no tiene el
arranque para defenderse. Pueda que sea su personalidad o el efecto de un
estado de alerta producto de su condición de ilegal, algo que le demanda pasar
desapercibido o, en otras palabras, le generará desventaja frente a ciertos.
Ello es lo que estimula el dramatismo y la expectativa en esta película. ¿Habrá
descanso para Souleymane? ¿Conseguirá su permiso como refugiado? Pero hay otra
interrogante en el aire: ¿quién es Souleymane? Lojkine nuevamente establece una
cercanía de corta distancia con su protagonista. El espectador le seguirá los
pasos muy de cerca. Tendrá una mirada privilegiada. Observará su rostro
incómodo, su andar dubitativo, oirá el traqueteo de su lesionada bicicleta. De
igual forma, sabremos que tiene una madre enferma y una chica a quien quiere,
ambas en Guinea. Pero no hay más. L’histoire de Souleymane es un título
irónico. La película empieza con la voz en off del protagonista diciendo
que era un militante político hostigado por el estado de su nación. Así
conocemos a Souleymane, mediante una historia ajena, y no desde su propia
historia. De esta sabemos poco y podemos completarla haciéndonos idea en base a
otros antecedentes fílmicos o verídicos. Boris Lojkine realiza un relato sobre
una identidad cancelada a conveniencia por miedo al rechazo y la deportación.
Temor a que no le vayan a creer su versión de los hechos, una realidad que es
cotidiana en su país, pero puede interpretarse como ficticia desde los oídos
occidentales.
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