Un matrimonio decide separarse en buenos términos. Tal es el afán del dúo de dejar en claro que “pero todo está bien” que deciden hacer una fiesta. Será un matrimonio a la inversa. Estarán todos los amigos, habrá tragos, una banda en vivo, alegría y muchas felicitaciones, solo que la pareja en cuestión se separará. Entonces los amigos se preguntarán: ¿esto es en serio o es una broma? Volveréis (2024), de Jonás Trueba, es una deliciosa comedia romántica, algo que el director ya venía cocinando desde Tenéis que venir a verla (2020), su anterior película. Pero antes vamos a una lectura de los títulos. Estamos ante un Trueba que se divierte fabricando expectativas desde nombres de sus películas. Estos quieren funcionar como spoilers publicitarios, estilo muy del Hollywood clásico: Double Indemnity (1944), I Am A Fugitive From Chain Gaing (1932), Suspicion! (1941). Claro que Trueba es un director impredecible, o al menos sus personajes lo son. Ahí están Los exiliados románticos (2015) o La virgen de agosto (2019), películas de búsquedas, personas descubriendo espacios con el fin de encontrar “algo” extraviado o hasta ahora no reconocido. En ese sentido, no hay una ruta clara como tampoco un límite o punto final para la historia. El trayecto o la experiencia siempre había sido la meta. Por tanto, el cierre abierto confirma una continuidad consecuente a esa búsqueda. Los personajes de Trueba son volubles, inconformes o desorientadas por naturaleza. Así que no nos confiemos de lo que sale de sus bocas, así como tampoco de lo que nos promete el título de este director.
lunes, 20 de mayo de 2024
Cannes 2024: Volveréis (Quinzaine des Cinéastes)
Volveréis “inicia”
para cuando un personaje cita al intelectual estadounidense Stanley Cavell y su
teoría de que las parejas que se separan están destinadas a volver, o al menos
eso es lo que predice un manojo de comedias románticas del Hollywood clásico.
Se siembra así el vaticinio, la duda o la posibilidad: ¿Es que este matrimonio
podría (re)descubrir el amor en su ruta de separación? Ya lo dije, todo podría
suceder en el cine de Trueba. Ahora, no deja de generarme inquietud que esta
constante de lo impredecible funciona desde un lado cómico. Las películas del
español, por muy cálidas que sean, siempre han exhalado un aire de melancolía.
Eso no sucede aquí. Me resulta gracioso cómo algunos incrédulos ante la noticia
de la ruptura reaccionan con pesar. Se cancela de esa forma cualquier
sentimiento de aflicción. Definitivamente, esa diversión se relaciona a las expectativas.
Los preparativos de la fiesta de separación de Ale (Itsaso Arana) y Alex (Vito
Sanz) va viento en popa, sin embargo, no dejo de pensar en que Cavell podría no
estar errado. Pero hay algo curioso. De repente, Volveréis comienza a
saberme a Hollywood. Percibo guiños de una típica comedia romántica en donde
los protagonistas fingen ya no estar enamorados cuando sí lo están —o al menos,
eso es lo que quiero pensar—. Así como el título, Trueba incita a nuestras
expectativas a partir de ciertas situaciones. La secuencia de un fontanero
siendo invitado a la fiesta es hilarante dentro de esas circunstancias.
A
propósito de las circunstancias, hay algo que la persona que cita a Cavell no menciona.
En efecto, Hollywood nos contó historias de gente que se separaba, pero que
luego volvían ya no siendo las mismas, sino —vamos a decirlo así— más maduras
según las demandas de la pareja. El hecho es que esto depende también de las
circunstancias, la coyuntura o los requerimientos mínimos para garantizar el
éxito de la reconciliación, dice Cavell. Entonces, ¿habrá viento a favor en
esta historia? Curiosamente, la crisis matrimonial de Ale coincide con una
crisis artística. Ella acaba de terminar su nueva película y se siente
desmotivada. “Siempre te sientes así después de terminar una película”, le dice
Alex. Muy a pesar, Ale dice que en definitivo esta vez romperá con el cine. Nuevamente,
¿esto es en serio o es una broma? ¿Es realidad o ficción? En cierta
perspectiva, Volveréis parece tomar por excusa una crisis matrimonial
para imaginar una crisis artística. El sujeto que cita a Cavell se convierte en
pieza clave de esta película en donde Jonás Trueba parece sugerir su
intervención. ¿Estamos ante el caso de este otro director invadido por sus
dudas creativas o artísticas? La teoría del volver se aplica también a la
relación entre el autor y la industria del cine. Nos referimos a un vínculo en que
la frontera del amor y el odio se desdibujan, lo que conlleva a estar expuesto
a una crisis. Obviamente, solo las circunstancias o los vientos nos dirán la
superación de esa misma y la continuidad de la relación.
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