Desde The Philadelphia Story (1940) hasta Melancholia (2011), son varias las películas que nos han enseñado que en el preámbulo o durante la ceremonia de las nupcias todo puede pasar. En tanto, lo que debería de ser un día perfecto, podría terminar siendo una anécdota vergonzosa. Mille secrets, mille dangers (2025) navega hacia ese destino, aunque sin sembrar la histeria colectiva. De hecho, esta es una película en donde el conflicto del “puede salir mal” se concentra en su protagonista. Alain (Neil Elias Abdelwahab) se va a casar. Él está seguro de querer dar el gran paso. Muy a pesar, ligeros contratiempos acontecen. Empieza la inquietud, las molestias, viene el ahogo, el dolor estomacal, los recuerdos, las pastillas que le silban, la sensación de desmayarse, la desconexión con el mundo. Si tan solo el sujeto no padeciera de una ansiedad crónica, esos percances no parecerían tan dramáticos. El director Philippe Falardeau diversifica aún más su filmografía con una comedia dramática que se apropia del tópico de las bodas caóticas a fin de dedicarle un intensivo repaso biográfico a su protagonista. A puertas del casamiento de Alain junto a la joven que ama, nos enteraremos de la naturaleza de su personalidad y capaz los antecedentes que alentaron un estado nervioso que lo aquejó constantemente.
viernes, 5 de septiembre de 2025
TIFF 25: Lovely Day (Special Presentations)
Lo
más atractivo de Mille secrets, mille dangers deviene del modo en cómo se
nos narra el tránsito de una boda y, en paralelo, los momentos más críticos en
la vida de Alain. Acá el orden narrativo del pasado está en relación con los
ataques de ansiedad que acosa al novio en el día de su boda. Para él, cada
momento de tensión será razón para recordar, vincular el presente con el
pasado. Y es ahí en donde radica el verdadero caos, y no tanto en la boda. La
película de Philippe Falardeau en cierta forma le da vuelta al tópico de las
películas sobre matrimonios cediendo al desorden. Alain estaría totalmente
seguro en su ceremonia nupcial de no ser porque carga un historial caótico. La
memoria le recuerda que algo podría salir mal, y eso es lo que nos mantiene
ansiosos. De pronto, cualquier evento de su ceremonia matrimonial lo relaciona
al divorcio de sus padres, un primo y padrino que siempre fue un desastre, un
viejo resentimiento a un amigo ausente, la enfermedad, la muerte. Esta
avalancha en cierta forma tiene sentido. Se dice que durante las decisiones más
cruciales es que vemos ante nuestros ojos repasar nuestros fracasos,
conscientemente evaluamos todo y lo convertimos o bien en fortaleza o en dudas.
Alain, ciertamente, se toma muy a pecho lo de evaluar su vida. Es gracioso si
se mira de lejos, pero no lo es tanto si se vive en carne propia.
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