lunes, 30 de julio de 2012

El Caballero de la Noche Asciende

Primera parte de la crítica a esta película. Artículo publicado originalmente en Cinespacio. La segunda parte abordará temas que creemos son los puntos flojos de este filme; la menos creativa dentro de la saga de Christopher Nolan.

Christopher Nolan maduró con Batman. Nolan, durante el largo de su carrera, ha sido arquitecto de un estilo narrativo notable y bien meditado, uno que si bien ha sido adaptado para historias originales, tales como Following (1998) o Memento (2000), habría repercutido de forma negativa para el que fue presentado como su relato más ambicioso. Inception (2010) resultó ser una versión presuntuosa de lo que años antes el director planteara en las películas que lo hicieron famoso. Una arquitectura, a modo de caja china, que retomaba el thriller de un sujeto obsesionado con el hurto, la recolección de datos, el descubrimiento de enigmas, el de un pasado tormentoso; todo bajo dinámicas que de hecho sorprendían por su ingenio, pero que, sin embargo, resultaron ser familiares y, por lo tanto, menos novedosas, obviamente para aquellos que seguían muy de cerca a este director. Batman, en cierta manera, fue creada por un Nolan distinto. Uno que relegó lo narrativo por lo discursivo, que se empuñó más a lo subjetivo que a lo objetivo, justamente lo que precisaba la naturaleza del cómic, aquello ni Tim Burton pudo lograr obtener: una psicología humana.

The Dark Knight Rises (2012), además de ser el fin de la trilogía, es el retorno a los orígenes. Bruce Wayne (Christian Bale), luego de su caída, tendrá que volver a sus inicios: a caer nuevamente a una fosa y redescubrir sus miedos, despertar su enojo y renacer por sí solo. Es el escalamiento sin ayuda alguna. Es la preparación mental y física, aquella que perdió durante un camino de ocho largos años, en medio del extravío y la desesperanza. Batman Begins (2005) y The Dark Knight (2008) son la historia de un grupo de personajes que no pierden la fe y que no dejan de combatir en contra del cinismo y la insurrección. TDKR se inicia más bien con una serie de héroes caídos, víctimas de la desidia y del sentimiento de culpa. Ciudad Gótica es un mundo de apariencias. Una ciudad que ha construido sus leyes en base a una mentira, la misma que atormenta a sus guardianes recluidos en sus propios tormentos y dramas. Tanto el comisionado Gordon (Gary Oldman) como Bruce han caído en manos de la mediocridad, siendo la verdad aquello que a ambos podrá salvar. No llegando esta, nace de la mentira el juicio y una condena que los castigará y exiliará para luego ser extendida de la misma forma a toda una población.

Christopher Nolan, al igual que en Batman Begins, recurre nuevamente a los flashbacks para narrar una historia del presente, aunque subordinada al pasado. Aquello que ocurrió y no sanó o se aclaró. El pasado es además el retorno a una lección que fue aprendida en un tiempo, pero que las circunstancias han borrado u olvidado todo lo adquirido. Es a través de las reminiscencias que gran parte de la trama de TDKR se sostiene, una que servirá para revitalizar a sus héroes y que además el director usará para despertar antiguos agravios. Nolan nos da pistas de que no existe manera de cerrar el círculo de este héroe. Hay una necesidad por mantener siempre a sus personajes en una ruta de aprendizaje, disponiéndoles más de un camino que terminan reduciéndose en la confrontación del bien y el mal. Frente a esto, Nolan dispone nuevamente una serie de arquetipos. Personajes específicos que servirán de motivadores para que los héroes e incluso villanos, se canalicen en sus rutas correspondientes. Claro que siempre queda una brecha abierta, una posibilidad de que esa misma concepción pueda ser alterada en un futuro; eso ya quedó claro en The Dark Knight. Todo sujeto no está libre de ser corrompido.

El personaje de Alfred (Michael Caine), una vez más, es fundamental como personaje arquetípico. Alfred, más que un símbolo paternalista, es un maestro, uno que se mueve en el plano como consejero mental, una versión parcial del inconsciente de Bruce Wayne, pero que no se extiende a un nivel impositivo, valor que la presencia de un padre podría reclamar. Esto no sucede entre la relación de estos dos personajes. Alfred dispone, más no impone. Es la mera alternativa que se le extiende a Bruce para convertirse en hombre o volver a ser el héroe. Siempre va existir esa necesidad en Nolan de establecer dilemas a sus personajes. Blake (Joseph Gordon-Levitt), un nuevo personaje dentro de la serie, es otro arquetipo dentro de la trama, uno que representa aquello que se ha ausentado durante el tiempo de inactividad de Batman. El personaje de Gordon-Levitt es el retrato del optimismo, la esperanza extraviada por los que un día fueron sus abanderados. Nolan crea a un sujeto joven e idealista sostenido por una biografía familiarizada a un entorno que le presentó de manera prematura a la desesperanza. Todo comportamiento cumple específicas reglas según el origen de cada uno, y esta misma, en ocasiones, no se distingue en referencia al historial de los villanos.

Bruce Wayne, además de tener como reto el reencontrar al héroe extraviado, tendrá que enfrentarse con Bane (Tom Hardy), un mercenario que tiene una historia y un origen, una que está relacionada con la del multimillonario. Disponer esta situación dentro de la trama no es gratuito. El enfrentamiento de estos dos personajes, no es más que un nuevo ejemplo que Nolan expone. El origen puede ser el mismo, distintos pueden ser lo caminos. Por otro lado, Gatúbela (Anne Hathaway), una hábil ladrona de ricos, es el punto ciego entre el bien y el mal, de una naturaleza que la misma historia no da claridad. Como una posible tercera perspectiva que se sortea entre el bien y el mal. Un personaje que no termina por encontrarse. A propósito de los villanos, Nolan intenta comunicar un discurso que parece estar sobreexpuesto en algunos sucesos dentro de su historia y que se relaciona a aquello que, en principio, motiva a los villanos a ser partidarios de la maldad. TDKR posee una lectura sobre la lucha de clases. Gatúbela parece ganarse la imagen de un seudo-Robin Hood, mientras que Bane proclama una anarquía que pondrá fin a la represión impuesta por los grandes asalariados, haciéndose referencia tanto a las de Industrias Wayne como a los banqueros del Wall Street.

Christopher Nolan finaliza su trilogía con un discurso que se ha ido manifestando durante todo el largo de su serie. No existe más que un círculo vicioso. La bifurcación de un camino que te lleva tanto al bien como al mal, es el internamiento a un terreno sinuoso y de continua confrontación, siempre interponiéndose dilemas y situaciones que te dan la opción de cambiar de parecer. Desde este razonamiento, al menos en esta última parte, podría caber esta misma suerte para los villanos. Aquellos que surgen de la misma manera que surgió Batman, de la oscuridad, enclaustrados en una caverna donde hallaron sus miedos, de la que escaparon y decidieron enfrentar su nueva vida con enojo volcándolo hacia el mundo, sea protegiéndolo o flagelándolo. Los villanos en TDKR no están libres de esa regla.

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