El hombre sin miedo
El cine, para Batman, ha sido uno de los medios de franquicia más nocivos que cualquier superhéroe enmascarado haya recibido. Uno tras otro, los directores han creído comprender que el mercado y los efectos especiales han sido recursos suficientes para que el "mito nocturno" tenga una digna manifestación dentro de las pantallas. Errónea fue la fórmula, y distintos actores se colocaron la máscara y se inclinaron ante el estereotipo muscular para dejar que sea el público quienes sepan comprender y disfrutar el momento.
Christopher Nolan, luego de su corta, aunque digna filmografía, fue anunciado como el próximo director de Batman Begins (2005). El nuevo Batman sería Christian Bale (El maquinista y Psicópata Americano) y se figuraban dentro de esta entrega reconocidos nombres como Liam Neeson, Michael Caine y Morgan Freeman, actores con una larga fama por detrás. El villano sería “El espantapájaros”, interpretado por Cillian Murphy (Desayuno en Plutón). A groso modo, la película parecía anunciar un nuevo fracaso en el expediente del “hombre murciélago”.
Batman Begins, por el contrario, es la reivindicación del héroe. Luego de una “batifilmografía” embarrada por la desidia, Nolan decide volver a empezar desde el inicio. Atrás se dejó el mundo psicodélico de Joel Schumacher (Batman & Robin) y la reducción del barroquismo artístico-gótico de Tim Burton (Batman y Batman vuelve). Nolan funda en la pantalla a la verdadera ciudad Gótica, una ciudad en tinieblas; esta no necesariamente por ser una ciudad que vive entre las sombras, sino por ser hoyo de la delincuencia, las mafias y la corrupción.
Al fin alguien había entendido que Batman era algo más que un rígido Michael Keaton o un metrosexual George Clooney. Antes de Batman, fue Bruno Díaz, este por sí solo un personaje principal en Batman Begins, el multimillonario idealista que al ser testigo de la muerte de sus padres, decide enderezar a la ciudad que un día su padre confió. Ciudad Gótica es la ciudad futurista en ruinas y Batman será el guardián de esta.
Como lo había demostrado en la mayoría de sus filmes (Insomnio fue la única película narrativamente lineal), Christopher Nolan recurre a un estilo de narración fragmentado. La historia habla de Bruno Díaz y cómo él va concibiendo al "guardián de la noche". Los saltos al pasado servirán para comprender más la naturaleza del hombre antes que la del héroe. Sabremos así cuales son sus verdaderos propósitos, así como sus principales miedos.
El miedo es fundamental dentro de esta secuela, y la figura de “El espantapájaros” toma sentido. Este villano tiene como poder relucir los miedos ajenos mediante un gas tóxico. Más que “El espantapájaros”, son los mismos temores del individuo los que mortifican. El enfrentamiento entre el villano y Batman, sin embargo, no será la pelea esperada. Batman es el producto de un sujeto que se ha enfrentado a sus propios fantasmas, esto se explica en su arduo entrenamiento dentro de la “Liga de las Sombras”, lugar donde conocerá a Henri Ducard, el nuevo líder de esta liga, su verdadero enemigo.
Dos son las partes de Batman Begins: el pasado de Bruno Díaz y el héroe en concepción. La primera parte es la de estructura difusa. La temporalidad de los tiempos en esta parte no se respeta. De un momento vemos a un Bruno Díaz rudo y fornido en pleno entrenamiento, pero en la siguiente escena lo observamos indefenso e inseguro, aún joven. Nolan insiste replantear una y otra vez la naturaleza de sus personajes a través de su lenguaje fílmico. Es un antes y un después lo que el director obliga a su espectador compare los dos momentos de un mismo personaje.
La segunda parte será lineal, aquella donde vemos a Bruno Díaz, solo que esta vez con un nuevo oficio; la de guardián. Su traje improvisado da prueba de su estado en formación. Sus primeros trabajos son tropiezos, torpes e inexactos, como tanteando su próxima identidad y tratando de inventar al héroe. El diseño del traje y las nuevas armas serán su pincelada final. El símbolo del murciélago será su nueva imagen. La diferencia entre Batman y el hombre será que uno ha decidido enfrentar a sus miedos al punto de ser ahora parte de ellos. Su antiguo trauma infantil con los murciélagos y el pánico a los vándalos de ciudad Gótica han sido superados; ahora es el "guardián de la noche".
Batman Begins, en síntesis, es la muestra del héroe enmascarado aunque “desenmascarado” a la vez. La imagen de Batman, su rostro, es el rostro de sus miedos, aquello que lo identifica como un ser humano, como Bruno Díaz. La imagen del héroe, es la misma del hombre, aquel que muestra sus miedos para compartirlo con los demás. Esto lo coloca a Batman como el héroe más humano, por lo tanto, el más identificado con los individuos comunes y corrientes.
Enemigos públicos
El precio de ser el guardián de ciudad Gótica es una temática dentro de The dark knight (2008). Batman, luego de haber convivido y enfrentado a sus miedos en Batman Begins, esta vez tendrá que luchar con su propia imagen, la misma que se fue creando. El precio de ser héroe es un oficio que tiene consecuencias, tanto morales como más íntimas.
En Batman Begins habíamos encontrado a personajes idealistas, tales como el mismo Bruno Díaz, la abogada y amiga de la infancia del multimillonario, Rachel, y el comisionado Gordon. Los tres formaban una triada referente a los distintos compromisos: el filial, el de la justicia y el ciudadano; respectivamente. Estos tres individuos son conscientes de los riesgos que asumen al dar por partida sus actos comprometidos.
The dark knight trae a un nuevo personaje, Harvey Dent (Aaron Eckhart), conocido como “el caballero blanco” en ciudad Gótica. Dent tiene una ventaja respecto a los otros personajes; él es un líder nato, y es mediante esta imagen que se ejerce su compromiso como gobernante. El liderazgo se entiende por cómo cada uno asume su rol dentro de la sociedad, en este caso, para los ciudadanos de ciudad Gótica. Rachel (Maggie Gyllenhaal) hace sus propias batallas dentro de los tribunales, mientras que Gordon (Gary Oldman) dentro de su cúpula policial. Ambos no están dentro de la categoría de líder al estar sectorizados dentro de un límite de la sociedad. El caso de Batman se entiende de otra forma. Él, más que un individuo, es un símbolo para los ciudadanos. La figura de “el caballero de la noche” es más una simbología, antes que un sujeto de carne y hueso. Todo superhéroe “enmascarado” está dentro del anonimato, esto lo convierte en un ser parcialmente real, es por ello que más que un personaje, Batman se manifiesta como leyenda.
Con lo dicho, Batman nunca podrá ser un líder. El líder necesita de toda una “masa” atrás suya. El héroe anónimo, por otro lado, siempre tendrá una liga de adeptos, como también, un grupo de adversos. Dent, a diferencia de Rachel y Gordon, tiene la capacidad de acercarse lo suficiente a los individuos. Su misma imagen, ajeno de máscaras que interfieran con su identidad, provoca credibilidad, algo que Batman, por muy defensor contra el crimen sea, no podrá lograr. Es así cómo el enmascarado decide dar un paso al costado. “El verdadero rostro que necesita ciudad Gótica, es el de Harvey Dent”, esto porque la máscara del héroe, aquella que simbolizaba la lucha contra el crimen, de pronto se volvió un arma letal que azota contra toda una población. El Joker (Heath Ledger) ha anunciado que si no se revela el verdadero rostro de Batman, una persona morirá a diario, y el Joker es hombre de palabra. Pero, ¿quién es el Joker?
Dentro de una película de superhéroes, siempre debe de haber por lo menos un villano. El héroe se gana dicho título con la presencia del villano. El villano, al contrario del héroe, no tendrá expediente. Mientras menos se sepa de los antecedentes del villano, más atractiva será su imagen. Su naturaleza, por lo tanto, será limitada. Siempre se darán pistas, más nunca se develará su verdadero historial. El caso del Joker obedece a estas fronteras. Nunca se sabe con seguridad si sus terribles cicatrices fueron producto de una agresión infantil o un acto demente ocasionada por su propia mano. El villano así posee, además de una careta, una marca en particular; sus cicatrices. Complementando a su ser, el “buen villano” posee sus “frases de villano”. “Why so serious?” es su frase clave.
El “buen villano” sabe tratar con sus víctimas. El Joker rebosa de estilo. Su mismo atuendo es un estilo propio, su look e inclusive sus armas. El Joker inclusive posee estilo para exterminar. Su imagen y comportamiento demencial es el reflejo de un individuo desequilibrado, absurdo y grotesco. Es a partir de esto que el Joker causa pánico en sus víctimas. Lo que en principio parece ser una mofa, termina siendo una actitud macabra. La frase “why so serious?”, es la representación del Joker. Es la dicotomía entre lo burlón y lo escalofriante, entre la locura y la cordura, entre lo divertido y lo serio. El Joker sabe hacer las bromas en los momentos más precisos, esto provoca tensión y terror.
Por último, este “buen villano”, entiende mucho de psicología. El Joker, a parte de saber ofrecer un preámbulo tétrico para sus víctimas, es un perverso. El Joker, como él mismo lo dice, es un “agente del caos”. Es a través de los planes del Joker que la moral de nuestros héroes comprometidos, tientan o ceden al fracaso. El Joker es un arquitecto de la (auto)destrucción. Sus maléficos planes son altamente metódicos, siendo su única intención la de provocar dilemas morales. Lo que fue un compromiso moral, se invierte a un peso de culpa, como pasa con Batman, o a un deseo de venganza, como ocurre con Dent. El Joker ha dado paso a la caída de los héroes. La muerte de Rachel provoca en ambos hombres dos sentimientos distintos: uno moral y otro sentimental. Sentimental por ser la respuesta al hecho, una actitud pasional. El Dos Caras es creación del Joker, el hacedor de mal, el que va injertando males en los corazones que un día fueron valientes, ahora baldíos, confusos, abiertos a cualquier alternativa, la más rápida, la más errónea.
Christopher Nolan ha realizado, posiblemente, la mejor película sobre un superhéroe. La construcción de The dark knight es compleja, tal como pasa con su personaje más logrado, el Joker, con una genial interpretación del desaparecido Heath Ledger, actuación de la que ya se ha hablado mucho. Nolan, a diferencia de sus anteriores filmes, no opta esta vez por romper la temporalidad de la historia, sin embargo, sus escenas y tomas siguen siendo secuenciales. El tiempo es uno solo, más los contextos se van intercalando, esto con la intención de crear suspenso. Por un lado está la personalidad siniestra del Joker y, por otra, una gran parte de secuencias que son una cadena de emociones. Dos elementos que hacen que The dark knight tome un perfil casi de terror.
Nolan una vez más ofrece un alto realismo a este mundo fantasioso. Bruno Díaz, si en Batman Begins luchó con sus miedos, en esta, lucha contra su moral, ese es el tema central de The dark knight. La fama Batman se ve hacerse añicos debido a que sus buenas intenciones, de pronto, causan más el mal que el bien. Ese es el precio que tiene que cargar. Son los dos lados de la moneda: el intentar ser héroe o ser un villano más para su ciudad. Como ocurrió en Batman Begins con “El espantapájaros”, el rostro de Dos Caras es significativo en esta secuela. Un lado muestra al héroe que necesita ciudad Gótica, mientras que el otro lado es el rostro del villano, el que ha sido corroído por la amoralidad.
Si la primera parte de Nolan fue una intensa búsqueda de crear la imagen del héroe, The dark knight es la decadencia del héroe. Batman, una vez más, demuestra ser el más humano de todos los superhéroes, a tal punto que se niega a ser uno de ellos. La corrupción, los sacrificios, la mala fama, entre otros, son distintos problemas que Bruno Díaz, el mismo Batman, saben, nunca podrán exterminar por completo. Siempre habrá un mal que atacar, por lo tanto, siempre habrá algún hecho que los desprestigie. Como lo dijo el mismo Joker, ellos, el bien y el mal, son complemento, uno no existirá o tendrá sentido sin el otro.
En el inicio de Batman Begins, un neófito Bruno Díaz intentaba luchar torpemente contra el crimen, contrariamente (la otra cara de la moneda), al final de The dark knight, Batman se retira herido del campo de batalla. El Joker ha sido atrapado, pero la derrota es clara. El Joker esta vez ha ganado. Ha logrado comprobar que hasta el más digno de los hombres puede ser corrompido. Batman y el comisionado Gordon han hecho un pacto; nadie tendrá que enterarse que Dent, o más bien el Dos Caras, fue el culpable de una serie de muertes. Batman asume los cargos, volviéndose así un enemigo público. Batman desaparece de la escena del “pacto”. Se aleja entre las sombras, sangrando, quejándose, nos hace acordar a sus primeros pasos. Es el enmascarado de “carne y hueso”, el superhéroe más humano, que a pesar de negar su estado de héroe, su mismo sacrificio lo ha convertido en tal.
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