Decepcionante la
última película de Clint Eastwood. Desde sus protagonistas esforzándose por
recitar la perorata italoamericana, hasta su desacertado módulo narrativo
explayado a múltiples narradores en primera persona, cualidad que dada las
circunstancias expuestas más parecen aludir a una representación sitcom que a lo testimonial. Jersey Boys (2013) es fascinación para los
fanáticos de The Four Seasons, o mejor aún, de Frankie Valli (John Lloyd Young),
de quien se representará a modo “puntual” su carrera como vocalista dentro del cuarteto
durante los años 60, y tan solo un extracto de su temporada como solista por
los años 70, etapa también fructífera. En contraparte, y ajeno a nostalgias o
fanatismos, el último filme de Eastwood se manifiesta también como una comedia
con poca gracia (¿se imaginan a Eastwood intentando ser gracioso en territorio
ajeno?, así de cómica son las situaciones); un drama epidérmico, casi
desinteresado en provocar una afección sentimental que más bien depende del
carisma de sus protagonistas; y, por último, sintetizando o dejando irresolutas
diversas acciones. Clint Eastwood al desmenuzar la intimidad, tanto del grupo
como la de Frankie Valli en forma independiente, documenta, mas no profundiza. Otras
flaquezas del filme: una mafia italiana en su versión más complaciente, la
biografía “de alcoba” amputada (básico en el historial de todo intérprete
musical) y un final insoportablemente Glee
que mancilla un tema clave del género disco. Y a propósito de esto, John Lloyd
Young insistiendo en la misma modulación de voz del Valli de los 60, cuando
distinta es su interpretación en la etapa de los 70. Son dos Frankie Valli
distintos. Pero bueno, eso último un comentario de fanático.
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