Decepcionante Climas (2014), de Enrica Pérez, película
dividida en tres episodios, de los cuales solo uno de ellos merecía un alargue.
En grandes rasgos esta ópera prima asocia el entorno geográfico con el
individuo femenino. La directora parece construir sus historias en base a los
imaginarios de las zonas en donde ocurren: la selva a lo virginal; la costa
(haciendo referencia al habitad de la clase acomodada) a la fantasía diluida;
la sierra a lo abnegado. Todas caminan por una senda dramática, siendo sus
tramas muy modestas. A valorar está la fotografía que cumple con matizar los
espacios representados.
Por su lado, Viejos amigos (2014), de Fernando
Villarán, tiene un gran problema, cuestión que por cierto llega de lo que
parece ser la motivación original de la película. Las anécdotas y la criollada
de tres amigos octogenarios se ven fastidiados por la apología a un equipo de
fútbol. La pasión por glorificar al mismo arma secuencias inverosímiles y otras
que incluso generan descuidos técnicos irreparables, tal como el vistazo a un
juego en el campo de grass o el repaso de una “cámara amateur” a una hinchada
vitoreando. No es casualidad que el encuentro en un bar o el asalto a una base
sean los momentos menos logrados del filme.
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