sábado, 25 de octubre de 2014

Festival Transcinema: Mauro

Dos son las motivaciones que hacen de Mauro (2014) sea una película alentadora. La primera está relacionada con la progresión de sus sucesos. Estos se manifiestan a modo de fragmentos de la rutina, en este caso, de Mauro (Mauro Martinez). El director Hernán Rosselli irá empalmando una serie de acontecimientos con una progresión ágil. Cada acción parece no necesitar sea profundizada, o al menos eso es lo que desea Rosselli. De Mauro se sabrán muchas cosas. Sus oficios, sus zonas de ocio, un amor. Tal vez la ruta de un individuo común, sino fuera por un asunto en especial, cuestión que encausa a esa segunda motivación. Mauro es atractiva al adentrarse a una zona dónde solo algunos “privilegiados” lograron conocer sin necesidad de inmiscuirse. Se trata pues de la producción y comercialización de los billetes falsos. Un negocio que lógicamente se observa desde un punto en cautiverio.
Paralelo a la rutina de Mauro, está también la rutina de este productor ilícito. El espectador será un temporal privilegiado al ser testigo de la artesanía, casi ritual, sobre la fabricación de billetes en un taller de serigrafía clandestino. Lo curioso es que la película nunca promueve una especie de repulsión frente a este ejercicio o sus mismos actores. Este filme argentino es sumamente objetivo al momento de retratar. No hay un cuestionamiento o alegoría por encima o por debajo de su discurso. Mauro y sus amigos son a veces simpáticos y en otros instantes curiosos o hasta intimidantes.  Hay un ejercicio de la humanización, una que se trabaja de manera superficial y que poco a poco va aflorando una empatía o, por qué no decirlo, lo contrario a esta. Muy al margen de su oficio o la posición social en donde se encuentre, Mauro se sostiene de comportamientos universales. El amor es tal vez el más próximo. La relación con una mujer del que no se sabe a ciencia cierta si fue furtivo o duradero. Mauro se sostiene de un tiempo implícito. Esa trama fragmentada despista la temporalidad. Ya cuando nos damos cuenta el personaje es de “menos carnes”, decaído, desencantado. Eso último es tal vez lo más trivial en el filme. La representación de la decadencia en un individuo.

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